“Precedido de tormentas, vientos desencadenados y
terribles terremotos, que abrirán la tierra y la harán temblar, yo vendré una
noche, durante los fríos meses de invierno, a este mundo cargado de pecados:
rayos y centellas, salidos de incandescentes nubes, encenderán y reducirán a
cenizas todo lo que está contaminado por el pecado. La destrucción será total.
El aire envenenado de gases sulfurosos y levantando asfixiantes humaredas, será
llevado a grandes distancias por las ráfagas del viento. Las obras levantadas
por el hombre con espíritu loco y atrevido de adoración a sí mismo, queriendo
demostrar su ilimitado poder, serán aniquiladas. Entonces la raza humana
comprenderá que hay una voluntad muy superior a la suya, que destruirá sus
vacíos alardes de vanagloria. Rápidamente, cerrar vuestras puertas y ventanas,
tapar toda vista del mundo exterior durante el más terrible de los
acontecimientos; no profanéis vuestra vista con miradas curiosas porque santa,
santa es la ira de dios. La tierra será purificada para vosotros, los restos del
fiel rebaño”.
“Encomendaos a la protección de mi santísima madre; no os
desaniméis a pesar de lo que viereis y oyereis; es una ficción del infierno que
no os podrá hacer ningún daño. Cobijaos en constantes oraciones bajo la
protección de mi cruz e invocar a los ángeles de vuestras almas. Luchad con
confianza en mi eterno amor y no dejéis que se levanten en vosotros dudas acerca
de vuestra salvación. Cuanto más firme y perseverantemente permanezcais en mi
amor, tanto más seguramente os defenderé contra todo daño. Luchad por las almas
amadas de mi corazón”.
“Perseverad por una noche y un día y por una noche y
un día, y a la siguiente noche se calmarán los terrores. . . Al amanecer del
próximo día el sol brillará otra vez y su calor y su luz disiparán los horrores
de la oscuridad. Aceptad la nueva vida con humilde gratitud. Vividla con
sencillez y gratitud en paz y amor, según mi intención. Orad y sacrificaos para
que vuestro sacrificio produzca abundantes frutos de bendición y para que
florezca una raza nueva que alegre vuestros corazones . . . ”
“El mundo os
llamará fanáticos, locos y creaturas miserables; amenazarán haceros vacilar en
vuestra constancia con su elocuencia engañosa. Y los tramposos intrigantes del
infierno intentarán ganaros con sus astutos engaños. Luchad con humildad y
silencio; combatir con las almas de las buenas obras; oración, sacrificios y con
la convicción interior del deber. Buscad refugio en la madre de la gracia, para
que el flagelo inevitable resulte una victoria sobre el infierno y para que mis
ángeles puedan dar la bienvenida en las eternas venturas del padre a las ovejas
penitentes . . . ”
Mensaje tomado de su testamento y hecho distribuir por los
sacerdotes franciscanos a todos los grupos de oración católicos en el mundo, ya
desde la Navidad de 1990:
«La hora del castigo está próxima, pero yo
manifestaré mi misericordia.
Nuestra época será testigo de un castigo
terrible. Mis ángeles se encargarán de exterminar a todos los que se ríen de mí
y no creen a mis profetas. Huracanes de fuego serán lanzados por las nubes y se
extenderán sobre toda la tierra.
¿Temporales?, Tempestades, truenos, lluvias
ininterrumpidas, terremotos cubrirán la tierra. Por espacio de tres días y tres
noches la una lluvia ininterrumpida de fuego seguirá entonces, para demostrar
que dios es el dueño de la creación.
Los que creen y esperan en mi palabra no
tendrán nada que temer, porque yo no los abandonaré, lo mismo que os que
escuchen mis mensajes. Ningún mal herirá a los que están en estado de gracia y
buscan la protección de mi madre.
A vosotros, preparados a esta prueba,
quiero dar señales y avisos. La noche será muy fría, surgirá el viento, se
harán… Y truenos.
Cerrad todas las puertas y ventanas. No habléis con ninguna
persona fuera de la casa. Arrodillaos ante vuestro crucifijo. Arrepentíos de
vuestros pecados. Rogad a mi madre, para obtener su protección. No miréis hacia
fuera mientras la tierra tiembla, porque el enojo de mi padre es santo. La vista
de su ira no la podríais soportar vosotros.
Los que no presten atención a
esta advertencia, serán abandonados e instantáneamente matados por el furor de
la cólera divina.
El viento transportará gases envenenados que se difundirán
por toda la tierra.
Los que sufran inocentemente serán mártires y entrarán en
mi reino.
Después de los castigos, los ángeles bajarán del cielo y difundirán
el espíritu de paz sobre la tierra.
Un sentimiento de inconmensurable
gratitud se apoderará de los que sobrevivan a esta terrible prueba.
Rezad
piadosamente el rosario, en lo posible en común o solos.
Durante estos tres
días y tres noches de tinieblas, podrán ser encendidas sólo las velas bendecidas
el día de la candelaria (2 de febrero) y darán luz sin
consumirse.»
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