martes, 23 de julio de 2013

LOS CUASARES REVELAN SUS SECRETOS.


Foto: EPA

Científicos británicos han desarrollado un nuevo método para observar los cuásares, los cuerpos celestes más luminosos y alejados en el universo.

Aprovechan el fenómeno de enfoque de la luz emitida por los núcleos activos de galaxias en un campo gravitatorio atravesado por esta luz antes de alcanzar la Tierra. A nivel de expertos se comenta que la idea es interesante, a pesar de que principio en que se basa el método no es nada nuevo.

Andrew Lawrence, de la Universidad de Edimburgo, estudió junto con sus colegas un fenómeno poco frecuente: la caída de una estrella dentro de un agujero negro en el centro de una galaxia. La estrella, en este caso, explota a efectos de un poderoso campo gravitatorio. Su luz se observa claramente en el cielo durante varios meses terrestres hasta empezar a languidecer.

Tras examinar millones de galaxias con un telescopio instalado en Hawái, los estudiosos solo descubrieron unas decenas que tenían una poderosa fuente de luz en su centro. La luminosidad de algunas de ellas no variaba durante meses. Lo más probable es que la luz de los cuásares lejanos pasara por una galaxia más cercana a la Tierra. Estos mismos cuásares no aparecían en las imágenes digitales tomadas hace diez años.

Lawrence supuso que el débil destello de un cuásar distante se ve muchas veces más claro cuando entre él y la Tierra aparece una estrella de otra galaxia. Como las partículas de luz tienen masa, la fuerza de atracción de la estrella desvía y enfoca los rayos del cuásar a manera de una lente. El efecto se nota durante varios años hasta que la estrella no cambie de ubicación. El investigador británico pretende aprovechar esta “lupa” galáctica para estudiar la estructura de los cuásares.

La idea es interesante, pero es poco probable que una sola estrella sea capaz de aumentar tantas veces el brillo de un cuásar, acota el investigador jefe del Instituto Sternberg de la Universidad Estatal de Moscú, Mijaíl Sazhin:

—Para que el brillo aumente decenas de veces y presente cambios de intensidad durante años, se precisa una masa enorme, no de una estrella, sino de un agujero negro gigante.

Los astrofísicos de la Universidad Estatal de Moscú ya han utilizado un método similar al observar durante veinte años el famoso cuásar Cruz de Einstein que brilla a través de una galaxia. La “lente” natural formada por un agujero negro ha permitido sugerir algunas características generales de la estructura del cuásar, aclara Mijaíl Sazhin:

—En el centro del cuásar hay un agujero negro gigante equivalente a miles de millones de masas solares. Girando, genera campos electromagnéticos y “chorros” reactivos por ambos lados del cuásar. Hay un disco de materia en torno al agujero. Es la materia que cae sobre el agujero, acumulando energía cinética para luego convertirse en radiación.

Todavía queda sin resolver el mayor misterio: ¿Por qué un volumen tan reducido emite tan enorme cantidad de energía? El profesor docente de astronomía en la facultad de Física de la Universidad Estatal de Moscú, Vladímir Surdin, explica:

—Imagínese una región del tamaño de nuestro sistema solar, pero plagada de cientos de miles de millones de estrellas similares al Sol. Su energía sería equiparable a la que emite el cuásar. La Tierra se habría evaporado en cuestión de segundos. En realidad, no entendemos lo que está pasando ahí dentro.

Vladímir Surdin agrega que el área activa conocida como cuásar se observa en el centro de galaxias jóvenes. Los científicos quieren aclarar por qué los cuásares, que ya hemos descubierto unos doscientos mil, solo nacían en el período inicial del universo y aparecen a una distancia de miles de millones de años luz. En su espectro han dejado trazas todas las nubes de gas y galaxias que atravesó su luz antes de llegar a la Tierra. El estudio de los cuásares nos permitirá entender más a fondo la historia del universo.

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