lunes, 7 de octubre de 2013

ARECIDO, EL DÍA QUE QUISIMOS CONTACTAR CON LOS EXTRATERRESTRES.



ISRAEL VIANA / MADRID
Día 04/10/2013 - 12.04h

En 1974, el gigantesco telescopio de Puerto Rico enviaba el primer mensaje del hombre dirigido a otros mundos fuera del Sistema Solar.



«Tenemos ahora, por vez primera, los instrumentos necesarios para establecer contactos con civilizaciones en los planetas de otras estrellas», escribía Carl Sagan en ABC, en junio de 1975. Este pionero en el estudio del origen, presencia e influencia de la vida en el Universo más allá de la Tierra, y promotor del proyecto SETI (literalmente «Búsqueda de inteligencia extraterrestre»), analizaba la posibilidad y necesidad de buscar vida en otros planetas en un amplio reportaje titulado «La vida extreterrestre, a examen».


ABC
Carl Sagan, en 1996

Tan sólo unos meses antes, el 16 de noviembre de 1974, el recién remodelado y gigantesco radiotelescopio de Arecibo había enviado el primer mensaje dirigido a otros mundos. Una «llamada» al espacio exterior, diseñada por Sagan y el astrónomo Frank Drake, que contenía información sobre la situación del Sistema Solar, de la Tierra y del ser humano.

La idea estaba clara para sagan: «Si el origen de la vida en la Tierra resulta haber sido extraordinariamente fácil, las probabilidades de que existe vida en otros lugares serán también grandes», aseguraba el científico inglés. Y así se sigue creyendo 38 años después, sobre todo después que el pasado 20 de septiembre un grupo de científicos ingleses afirmara haber encontrado formas de vida extraterrestre en la atmósfera de nuestro planeta, tras analizar los datos obtenidos por un globo enviado a la estratosfera.

De hecho, a principios de septiembre el mismo instituo SETI reiniciaba su actividad para hallar vida inteligente en el Universo a través del Conjunto de Telescopios Allen (ATA), que cuenta con 42 antenas. Esta decisión llega tras una campaña de donaciones por las que se ha conseguido reunir 200.000 dólares.
«El mensaje de Arecibo»

«El mensaje de Arecibo», como se le conoce, tenía una longitud de 1679 bits y fue enviado en la dirección del cúmulo de estrellas de «Hércules» descubierta por el astrónomo inglés Edmond Halley en 1714.

AFP
Telescopio de Arecibo

La longitud no fue escogida al azar. El número 1679 fue elegido porque es el producto de dos números primos, por lo que sólo se podía descomponer en 23 filas y 73 columnas o 23 columnas y 73 filas. De esta forma, si en un futuro el receptor extraterrestre organiza la información de la primera manera no generará ningún tipo de información coherente, pero si lo hace de la segunda manera, obtendrá la información sobre nuestro planeta y la especie humana.

Leído de la manera correcta presenta los números del 1 al 10 y los números atómicos del hidrógeno, carbono, fósforo, nitrógeno y oxígeno, todos ellos como ponentes del ADN del homo sapiens sapiens, que era la especie que enviaba el mensaje. También incluía la fórmula de los azúcares y el número de nucleótidos en el ADN, así como su estructura helicoidal doble, una figura del ser humano y su altura, la población de la Tierra, el Sistema Solar y, como no, una imagen del radiotelescopio de Arecibo con su gigantesco diámetro.

Los posibles mensajes extraterrestres

«Sería un hecho sorprendente que el gran radiotelescopio de 300 metros de diámetro del Centro Nacional de Astronomía y Lonosfera de Arecibo pudiera comunicarse con una réplica idéntica del mismo, en cualquier lugar de la Vía Láctea», escribía Sagan en la edición del 29 de junio de 1975. En el artículo explicaba que se contaba ya con los medios suficientes como para comunicarse, «no simplemente a distancias de centenares o miles de años luz, sino de docenas de miles de años luz, en un espacio que contiene centenares de miles de millones de estrellas».

ABC
Un fenómeno ovni fotografíado en Massachussets, en 1952

Aunque el «mensaje de Arecibo» fue el primero que abordó el intento de comunicarse con otros planetas, ya desde 1959 los científicos ingleses advirtieron la necesidad de «ponerse a la escucha de posibles mensajes extraterrestres», a los que siguieron una decena de observatorios de Estados Unidos, URSS, Canadá y Gran Bretaña.

En 1965, los soviéticos anunciaban la recepción de emisiones radioeléctricas que, dijeron, procedían de una estrella situada a millares de años luz de la Tierra. Aunque la noticia se cogió con escepticismo en Occidente, la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), organismo de la Naciones Unidas encargado de regular las telecomunicaciones a nivel internacional, afirmó que no se podía descartar totalmente la posibilidad de que las señales hubieran sido realmente «enviadas por una raza superiormente evolucionada y a la que somos incapaces de comprender».

Sin embargo, el histórico «mensaje de Arecibo» de Sagan, Drake y los demás científicos se estima que tardará 25 milenios en llegar a su destino, a los que habría que sumar otros 25 de vuelta. Eso significa que la respuesta sólo llegaría, en caso de haberla, hacia el año 51.974.

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