La lucha por acceder al agua potable podría provocar “otra” guerra en el Medio Oriente.
Pese a la creencia más extendida, el petróleo no es el líquido más valioso en Oriente Medio.
Esa condición le pertenece al agua y un reciente informe asegura que su escasez conducirá a que algunos países no puedan satisfacer las necesidades básicas de la población.
De acuerdo con el informe del analista Russell Sticklor, del Instituto de Estudios Estratégicos Stimson Centre, publicado en el portal GulfNews, la próxima guerra global de Oriente Medio estallará por el agua.
Una de estas guerras, opina Sticklor, ya ha comenzado parcialmente en Siria y además se está desarrollando allí con una crueldad sin precedentes.
Sticklor recordó que a principios del siglo XXI investigadores israelíes advirtieron que la explosión demográfica en Siria y la sequía sin precedentes que sufría la región conducían al desastre en el país árabe, una tragedia que hoy en día está teniendo lugar ante los ojos de todo el planeta.
Oriente Medio y África del Norte se consideran las zonas más pobres del mundo en lo que se refiere a recursos de agua potable. El clima desértico y la falta de lluvias hace que la población local sea completamente dependiente de las aguas subterráneas y de los ríos: el Nilo, el Jordán, el Éufrates y el Tigris.
Históricamente, la región no estaba tan densamente poblada y las fuentes de agua de las que disponía eran suficientes, aunque no sin dificultad, para satisfacer las necesidades de la gente. Sin embargo, desde 1950 la población de esta región aumentó en un total de 300 millones de personas, una cantidad equivalente a toda la población actual de Estados Unidos.
El analista destaca que los países todavía no han encontrado una solución al problema de cómo suministrar agua a un número tan elevado de ciudadanos. Siria, Egipto y Yemen casi han agotado totalmente las fuentes subterráneas de agua y otros recursos que tenían a su disposición.
Sticklor añade que el problema del agua en Oriente Medio se complica aún más por el hecho de que sus fuentes se ubican fuera de la región. En Egipto, por ejemplo, la principal fuente de agua es el Nilo, que fluye desde Etiopía, que, por su parte, planea construir una presa que servirá para alimentar el generación de una futura central eléctrica. Las aguas del Éufrates fluyen a Siria e Irak desde Turquía, por lo que estas naciones se ven bastante vulnerables ante la manipulación del agua por parte de sus vecinos.
Según subraya Sticklor, los países de la región deben tomar medidas inmediatas para la conservación y el reciclaje del agua, la modernización de los sistemas de abastecimiento del líquido elemento y su drenaje. La solución inevitable para los países de Oriente Medio será también la desalación del agua marina, a pesar del enorme costo de esa operación.
Sticklor cree que la crisis del agua también podría tener ciertas consecuencias positivas. “El agua es indiferente a los desacuerdos religiosos, nacionales y políticos que dividen tan rígidamente a Oriente Medio. Es probable que ya no se pueda evitar la crisis del agua en la región, pero todavía es posible mitigar su escala si los países vecinos inician un diálogo abierto sobre la búsqueda de estrategias comunes en esa área”, indicó el analista.
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