jueves, 23 de enero de 2014

FRACKING : VÍA LIBRE A LOS PAÍSES DE LA UE.


Madrid
Día 23/01/2014 - 11.45h

Se podrán explotar las reservas de gas mediante la controvertida técnica de la fracturación hidráulica.

Reuters


La explotación del gas esquisto -gas natural pero que está dentro de la propia roca por lo que ésta debe fracturarse para extraerlo- ha cambiado el escenario mundial de la energía, especialmente en Estados Unidos, donde se ha generalizado la aplicación de la fracturación hidráulica («fracking») para la explotación de gas. Tanto es así que en pocos años este país podría pasar de ser importador de energía a exportador, según reconocieron ayer fuentes de la Comisión Europea (CE) en Madrid.

El petróleo le cuesta a la UE 400.000 euros anualesEsto se une a que la importación de petróleo y gas cuesta a la Unión Europea 400.000 millones de euros anuales (que equivale al 3,2% del PIB de la UE, el doble que hace 20 años), a que se prevé que la demanda de energía aumente un tercio hasta 2030 y al abandono de la energía nuclear anunciado por algunos países (como Alemania) tras el accidente de Fukushima. Por ello, la CE ha decidido dejar vía libre a los estados miembros para decidir si quieren explotar o no el gas esquisto y solo se plantean unas recomendaciones como garantías para el medio ambiente y en materia de transparencia e información de los ciudadanos.

Así lo anunció ayer el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, quien presentó en Bruselas el nuevo paquete de cambio climático, energía e industria para 2030. Barroso lo dijo claramente: «Este paquete es clave para nuestra competitividad, es ambicioso y lo podemos pagar».

Por tanto, al tiempo que Bruselas propone unos objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y aumenta el porcentaje de energía que debe ser cubierta por fuentes renovables, abre la mano a esta técnica no exenta depolémica. El propio comisario de Medio Ambiente, Janez Potocnik, reconoció ayer que «el gas de esquisto está despertando grandes expectativas en algunas partes de Europa, pero también es una cuestión que preocupa a los ciudadanos». No obstante, por ahora la UE no legisla específicamente sobre ello, sino que solo presenta «unos principios mínimos que se invita a los estados miembros a aplicar para salir al paso de las preocupaciones medioambientales y sanitarias y dar a operadores e inversores la previsibilidad que necesitan». Esta renuncia a regular expresamente el «fracking» fue criticada ayer desde los grupos ecologistas.
Impacto ambiental

Entre estas recomendaciones que plantea la Comisión están las de planificar los proyectos y evaluar los posibles efectos acumulativos antes de conceder las autorizaciones; evaluar cuidadosamente los impactos y riesgos ambientales; velar por que la integridad del pozo esté al nivel de las mejores prácticas; verificar la calidad del agua, el aire y el suelo antes de comenzar las operaciones para poder controlar los eventuales cambios y gestionar los riesgos emergentes; controlar las emisiones atmosféricas, incluidas las de gases de efecto invernadero, mediante la captura de los gases; informar a la población acerca de las sustancias químicas utilizadas en cada pozo, y velar por que los operadores apliquen las mejores prácticas durante todo el proyecto.

la clave de las líneas energéticas de la UE pasará por la flexibilidadLos estados miembros de la UE deberían aplicar estos principios en un plazo de seis meses y, a partir de diciembre de 2014, informar cada año a la Comisión de las medidas adoptadas. La Comisión realizará un seguimiento, y dentro de 18 meses examinará la efectividad de este planteamiento.

Y es que, como explicó Durao Barroso, las claves que marcarán las líneas energéticas en la UE están basadas en la flexibilidad. Así, a pesar de que la Comisión Europea propuso ayer fijar un objetivo obligatorio de recorte de emisiones de CO2 para la UE del 40% para 2030 (respecto a los niveles de 1990), esto no tendrá una traducción en un objetivo obligatorio para cada uno de los países. Tampoco se diferenciará por países el nuevo objetivo de alcanzar una cuota del 27% de renovables en 2030, una meta muy criticada por poco ambiciosa, toda vez que el objetivo de 2020 es del 20%, y en 2011 las renovables ya representaban el 12,7% de la generación de energía en la UE. Asimismo, por ahora no se fija un nuevo objetivo de eficiencia energética para 2030, sino que se hará en otoño de este año, a la vista del resultado que arroje la revisión de lo hecho hasta ahora.


En esta línea de «máxima flexibilidad para los estados», éstos enviarán a la Comisión sus planes nacionales, que verificará que la suma de las medidas en reducción de emisiones, formento de energías renovables, eficiencia energética y seguridad energética consiguen alcanzar los objetivos globales. Es lo que desde la Comisión Europea llamaron ayer «el nuevo sistema de gobernanza», en el que los estados deciden cómo quieren conseguir los objetivos de este paquete, por ejemplo, invirtiendo más en renovables o, por el contrario, si utilizan más otro tipo de energía, como la nuclear o el gas de esquisto.
A favor y en contra

El objetivo del 40% cuenta con el apoyo de España, Francia, Reino Unido, Italia, Alemania y Holanda -que firmaron una carta conjunta-; pero también de Irlanda, Dinamarca, Suecia, Eslovenia, Portugal o Finlandia. Pero la patronal europea, BusinessEurope, ya ha dicho que un recorte del 40% sería excesivo porque el resto de socios internacionales de la UE no están haciendo esfuerzos comparables.

En contraste, las organizaciones ecologistas creen que el objetivo del 40% no es suficientemente ambicioso para frenar el calentamiento global. Los nuevos objetivos deberán ser refrendados por los jefes de Estado y de gobierno de los 28 en la cumbre que celebrarán a finales de marzo.

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