sábado, 1 de febrero de 2014

LOS EVENTOS DE "EL NIÑO" SE VAN A DUPLICAR.





El fenómeno climático denominado como “El Niño” es uno de los más conocidos entre el público general. Y al mismo tiempo uno de losmás difíciles de entender, y por tanto de explicar. Los expertos han llegado a comprenderlo relativamente bien. Pero desde hace tiempo se preguntaban cómo podía afectarle el cambio de temperaturas del planeta.

En un artículo reciente dan la respuesta: sus efectos más devastadores, como las grandes sequías y olas de calor, se harán más comunes. Mucho más comunes, de hecho duplicarán su aparición.

Una forma extremadamente simplificada de explicarlo – y por lo tanto muy poco precisa e incluso parcialmente errónea – es la siguiente. En la zona ecuatorial de la costa este del Océano Pacífico, en torno a Ecuador y el norte de Perú, existe una corriente fría de aguas submarinas conocida como corriente de Humboldt. Si las aguas de la superficie se calientan mucho, se producen una serie de efectos cuando entran en contacto con esta corriente. Como resultado, cambian ciertos patrones en la atmósfera y se produce “El Niño”.

Esta situación se da de manera “erráticamente cíclica”. Esto significa que se da cada cierto tiempo, pero no de manera exacta. En concreto, al menos una vez dentro de un periodo de entre tres y ocho años. Algunos son más fuertes que otros, y más o menos cada 20 años tenemos un “evento extremo”, un periodo especialmente fuerte de “El Niño”.

Esto se traduce en un cambio en los patrones de lluvias. Los veranos de regiones como Australia e Indonesia se vuelven muy secos y calurosos, mientras que en Ecuador y Perú se producen grandes inundaciones y riadas.

Para que se den estos “eventos extremos” las temperaturas de la superficie del Pacífico deben superar los 28º centígrados. El calentamiento de la atmósfera hace que esta circunstancia se dé mucho más a menudo. Según los resultados del estudio, pasaría a ocurrir cada diez años de media. Es decir, pasaría la mitad de tiempo entre un evento extremo y el siguiente.

Esto tiene un impacto muy importante a nivel ecológico. Los sucesos climáticos extremos afectan al medio natural de una manera muy marcada. Las riadas e inundaciones suelen provocar corrimientos de tierra y afectan en gran medida a los bosques de ribera.


Pero el impacto más grave ocurriría por culpa de las sequías y el aumento de las temperaturas. Los incendios forestales se multiplicarían. Muchos ecosistemas están preparados para este tipo de perturbaciones – de hecho, en muchas ocasiones se habla de vegetaciones pirofíticas, que necesitan del fuego para renovarse y mantener la salud del ecosistema.

Sin embargo, el tiempo que tardan estos ecosistemas en recuperarse es muy largo. Si la frecuencia de olas de calor y sequías se duplica, las especies vegetales que cuentan con estas estrategias no tendrán tiempo para recuperarse antes del siguiente suceso. Y con ellas toda la fauna, con lo que estos hábitats podrían ver reducida su superficie, o incluso llegar a desaparecer de esta región del planeta.

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