martes, 15 de abril de 2014

INDICIOS DE UN ANTIGUO LAGO EN UN CRÁTER DE MARTE.



El cráter Gustav pudo estar cubierto de agua en el pasado, según una nueva investigación.

NASA/JPL-Caltech/Cornell University/Arizona State University

En 2004, el famoso rover Spirit de la NASA, actualmente sin señal y atrapado en una duna marciana, y predecesor del actual Curiosity, llegó al Planeta rojo con la el objetivo de explorarlo. Aterrizó en un cráter llamado Gusev, elegido porque parecía que en el pasado podría haber albergado un lago. Sin embargo, cuando el vehículo comenzó a trabajar y recopilar datos, los investigadores se dieron cuenta de que el terreno del cráter no estaba pavimentado con los sedimentos propios del lecho de un lago, sino con rocas volcánicas. A menos de dos kilómetros de distancia, sin embargo, se encontraba una colina llamada Columbia, de 300 metros de altura. Cuando Spirit se dirigió hacia allí descubrió unas antiguas rocas que podrían haber sido alteradas por el agua. En concreto, aparecieron señales de aguas termales como las del Parque Yellowstone en EE.UU., pero no sedimentos lacustres.

Entonces, ¿existió realmente un lago en ese cráter en el pasado? Investigadores de la Universidad Estatal de Arizona creen que sí es posible después de estudiar una roca llamada Comanche en la colina Columbia. Este peñasco es inusualmente rico en minerales de carbonato de magnesio de hierro, lo que inicialmente ha sido atribuido a la actividad hidrotermal, pero el equipo cree que los nuevos análisis apuntan a un origen diferente .

«Hay una buena evidencia de que aguas superficiales de baja temperatura introdujeron los carbonatos en Comanche en lugar del agua caliente que sube desde el fondo», explica Steve Ruff, responsable del estudio que aparece publicado en la revista Geology.

Comanche comenzó como un depósito de ceniza volcánica conocida como tefra que originalmente cubría las colinas de Columbia y las llanuras adyacentes. Este material, según Ruff, vino de erupciones explosivas en algún lugar dentro o alrededor de Gusev.

Entonces las aguas entraron en el cráter a través del enorme valle que se introduce en el borde meridional de Gusev. Este desbordamiento parece haberse estancado el tiempo suficiente para alterar la tefra, produciendo soluciones salobres. Cuando las salmueras se evaporaron, dejaron atrás los residuos de minerales de carbonato. A medida que el lago se llenó y se secó, tal vez muchas veces seguidas, adulteró Comanche y otras rocas vecinas con carbonatos.

Ruff cree que el lago no era grande. En la actualidad, el viento ha erosionado la mayor parte de ese depósito, llevándose gran parte de la evidencia de un antiguo lago.

El Spirit quedó en silencio en una noche de invierno en marzo de 2010, y nunca se ha sabido nada de él desde entonces . Spirit dejó la mayor parte de la colina Columbia y otros objetivos de Gusev inexplorados. Ruff cree que la NASA debería tener este lugar en consideración cuando evalúe los sitios de aterrizaje para su nuevo rover que recoja muestras en el año 2020 y las devuelva a la Tierra.

«Volver a Gusev nos daría una oportunidad para volver a estudiarlo por segunda vez, lo que cualquier geólogo terrestre entendería», argumenta Ruff.

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