DEL CIELO A LA TIERRA
Domingo 11 de Mayo de 2014 21:12
Una dulce y suave emoción acaricia hoy mi corazón.
¿Cómo transmitir con palabras lo que siento?
¡ESTA ES LA VOZ DE MI ESPÍRITU!
Deseo dedicar este pensamiento/oración a nuestros Hijos, a nuestros compañeros de vida, a nuestras amadas hermanas, a nuestras Madres tan especiales, a una por una, a mi madre Maria Ausilia a quien extraño mucho y por sobre todas ellas a nuestra Madre que está en los Cielos, Míriam María.
A nuestra Madre que está en los Cielos, pero que también está tan cerca de todos nosotros.
Ella, que cada día susurra y transmite a nuestros corazones, a veces demasiado cansados y distraídos por todas nuestras preocupaciones cotidianas como para lograr percibir todo Su Amor, Su Valor, Su Fuerza.
El Amor de una Madre, pero no de una madre cualquiera, la Madre de todas las madres, Aquella que ha nutrido en su seno al Amor más grande de todos los Amores.
El Valor de una Madre, pero no de una madre cualquiera, una Madre que ha seguido a Su hijo, venido a la Tierra para salvar a los hombres, por el camino del Calvario, sosteniéndolo hasta la Cruz.
La Fuerza de una Madre, pero no de una madre cualquiera, una Madre que con su corazón desgarrado de dolor se convirtió en faro de los apóstoles de Cristo, perdidos y atemorizados por la desaparición de su Maestro.
La Madre del Mesías, JESÚS CRISTO, EL HIJO de Dios, quien vino en medio de nosotros en cuerpo y espíritu.
La Madre Creadora de todas las cosas visibles e invisibles, de lo Creado y lo increado.
Santo Espíritu, Madre nuestra. A ti te entregamos nuestra vida para que pueda ser santificada por nuestras acciones cotidianas según las enseñanzas de tu hijo el Cristo, nuestro Señor.
Por amor a nuestro prójimo y a tu Creación.
En tus manos depositamos a nuestros hijos que has bendecido porque han nacido de la sangre de Tu hijo, a los pies de la Santa Cruz. Protégelos con Tu Manto Sagrado y guíalos siempre en el camino de la Vida, de la Verdad y de la Vida.
Que así sea.
A vosotros, Hijos e Hijas nuestras, almas bendecidas por Dios, os agradecemos por haber venido a través de nosotros, por el ejemplo que cada día sabéis darnos porque la Verdad está esculpida en vuestros corazones.
Gracias por vuestras luminosas sonrisas que iluminan nuestros días en este mundo difícil.
Gracias por vuestra “gran vitalidad” que tiene el poder de romper nuestros rígidos esquemas cotidianos, gracias porque como un espejo sabéis poner ante nuestros ojos nuestras incoherencias y nuestras miserias humanas, que no podríamos aceptar de nadie más. Gracias porque sois el ejemplo de nuestras fallas cuando nos transmitís vuestro deseo de estar juntos a toda costa, porque los impedimentos materiales para vosotros no existen, existe el valor de la serenidad, de la armonía y de la comunión de los espíritus unidos en la Luz de Cristo. A la espera del nuevo mundo que heredaréis.
Gracias eternamente, con el Amor que mueve los mundos y las estrellas.
Vuestros padres. Papás y Mamás.
Sonia Alea
Palermo (Italia)
11 de Mayo de 2014
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