viernes, 16 de mayo de 2014

PORQUÈ EL VIENTO SOLAR PROVOCA MAS RAYOS EN LA TIERRA.



BBC
Jueves, 15 de mayo de 2014


La actividad solar aumenta la cantidad de rayos que descargan en nuestro planeta.

Así lo sugiere un estudio que observó que cuando ráfagas de partículas solares de alta velocidad entran en la atmósfera, se incrementa el número de descargas de rayos.

Y como la actividad solar está vigilada de cerca por satélites, podría ser posible predecir cuándo golpearán estas peligrosas tormentas.

"Los rayos representan una amenaza significativa", dijo Chris Scott, investigador de la Universidad de Reading, en Reino Unido, y autor principal del estudio.

"Alrededor de 24.000 personas son alcanzadas por un rayo cada año, por lo tanto cualquier información o alerta anticipada sobre la severidad de las tormentas eléctricas es útil", dijo el científico.

A medida que rota el Sol, la feroz bola de plasma lanza partículas cargadas que viajan a una velocidad de entre 400 y 800km por segundo.

La llegada de estos vientos solares a la atmósfera puede causar la bella luminiscencia de las auroras polares, pero esta investigación muestra cómo además pueden tener una influencia en el clima.


El Sol lanza distintas corrientes de vientos solares cuando rota.

"El viento solar no es continuo, tiene corrientes lentas y rápidas".

"Como el Sol rota, estas corrientes pueden ser impulsadas una detrás de otra, así que si un viento solar rápido alcanza a uno lento, esto causa una concentración", explicó Scott.
Efecto opuesto

Scott y su equipo observaron que cuando la velocidad e intensidad de los vientos solares aumenta, también lo hace el ritmo de descargas de rayos.

Según los investigadores, las turbulencias del clima duran más de un mes después de que las partículas alcancen la Tierra.

Usando datos del norte de Europa, los expertos notaron un promedio de 422 rayos en los 40 días posteriores a la llegada de viento solar de alta velocidad, en comparación con los 321 rayos de los 40 días previos.

El hallazgo es sorprendente, explicó Scott, porque se pensaba que el aumento del viento solar tendría el efecto opuesto.


Las partículas solares causan el fenómeno conocido como aurora boreal.

"Es inesperado, porque estas corrientes de partículas traen con ellas un campo magnético reforzado, y esto protege a la Tierra de los rayos cósmicos de muy alta energía de fuera del Sistema Solar, que son generados cuando explota una supernova y aceleran partículas hasta la velocidad de la luz", añadió.

Investigaciones anteriores mostraron que los rayos cósmicos del espacio pueden disparar el ritmo de las descargas de las tormentas eléctricas, y se pensaba que las partículas solares producían un efecto de escudo que podría disminuir los rayos en la Tierra.

"En cambio, lo que observamos es un marcado aumento de los rayos. Resulta que estos vientos solares traen con ellos una población de partículas de energía levemente más baja y ellas están aumentando el ritmo de rayos", dijo Scott.


Según los científicos, se puede predecir la severidad de las tormentas eléctricas.

Aunque no conocen con certeza el mecanismo, los científicos sugieren que las partículas pueden estar penetrando las nubes de tormentas, facilitando que descarguen energía eléctrica en forma de rayos.

"Lo que necesitamos hacer ahora es rastrear estas partículas de energía a través de la atmósfera, para poder ver dónde acaban".

"Sabemos que estas partículas no son los suficientemente energéticas como para llegar al suelo, así que deben detenerse al algún lugar de las capas bajas de la atmósfera, y necesitamos saber dónde", señaló el investigador.

Sin embargo, aunque aún falta responder cómo lo hacen, hay abundante información sobre cuándo llegan las partículas, lo que podría ayudar a predecir las tormentas.

"Estas corrientes de vientos solares son muy predecibles".

"Sabemos que el Sol rota cada 27 días, así que hay un ritmo de recurrencia muy fuerte".

"Si las vemos en un momento determinado, sabemos que 27 días después volverán", apuntó Scott.

La información fue recolectada en Europa, pero los científicos creen que el efecto es global.

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