jueves, 10 de julio de 2014

NUNCA HABRÁ PAZ ENTRE ISRAELÍES Y PALESTINOS.




Susana Mendoza / sderot (Israel)
Día 10/07/2014 - 14.01h

Desesperación entre los judíos de la frontera con Gaza ante un conflicto que vuelve a dispararse.

Reuters


Para los residentes de las localidades del sur de Israel –donde con más frecuencia caen los cohetes de Hamás– esta última escalada de la violencia no supone nada fuera de lo corriente. Para ellos solo significa que ahora deben correr a los refugios mucho más a menudo. Las localidades más cercanas a la frontera con Gaza, como Sderot, Yad Mordejai, Ashkelon o Ashdod son las que más están sufriendo las consecuencias de este nuevo ensayo de guerra entre Israel y Hamás. «Mira la calle: está vacía a estas horas de la mañana y en un día laborable. Esta ciudad está muerta, nos comenta Marcelo, israelí de origen argentino. «No es sólo en estos días. La gente en Israel ya asocia a Sderot con la crisis con Gaza. Pero claro, en días como estos, en los que llueven cohetes cada diez minutos, nadie tiene ganas de salir de casa», sentencia.

Durante el segundo día de la operación Margen de Seguridad, Israel ha atacado más de 130 posiciones de Hamás en Gaza, así como viviendas supuestamente pertenecientes a dirigentes de este grupo y de otras organizaciones radicales como la Yijad Islámica. Con los ataques de ayer, ya son más de 500 los objetivos alcanzados en la Franja. El Ejército israelí quiere asestar un duro golpe a la infraestructura militar de Hamás y, sobre todo, a las bases de lanzamiento de cohetes. Fuentes de la aviación israelí comentaron a medios locales que, en estos dos días, se han alcanzado más posiciones del grupo islamista que durante los ocho de la última ofensiva. Según cálculos palestinos, al menos 51 personas murieron en la Franja desde el inicio de la operación el pasado martes, entre ellas varios niños.
En el refugio

En uno de los refugios de Sderot, mientras espera que cese el ulular de las sirenas, Zeev, un joven de 23 años que acudió desde Jerusalén a visitar a su padre en Sderot, culpa a los palestinos, sobre todo a Hamás, de la tragedia: «No lo entiendo, no quieren entrar en razón. No tenemos con quién negociar. Nunca habrá paz en esta zona, esto es la guerra eterna», se lamenta.

Más contundente es Nurit, quien no esconde el odio a sus atacantes: «Son animales, por eso nos bombardean. No les importa para nada que su propia gente muera también». Aunque añade que le apena también la muerte de civiles, sobre todo de niños.

Como triste imagen de la actual situación, un solitario parque infantil resalta la desolación de las calles de Sderot. Este parque tiene el dudoso honor de ser el primero del mundo construido con cemento armado para servir también como refugio contra los cohetes de Hamás. Una especie de gusanos de hormigón pintados con colores chillones sirven como túneles en los que resguardarse y jugar al mismo tiempo.

«Al lado hay una escuela pública y los niños vienen muchas veces a jugar; así, cuando suenan las alarmas están protegidos... jugar en un refugios anticohetes. ¡Qué terrible!», se lamenta Marcelo. A nuestro lado, otra vecina se pregunta cuándo podrán volver a jugar sus hijos sin tener que correr cada varios minutos al refugio.

«Ya no son tan pequeños como durante la primera operación, en 2009 (la operación Plomo Fundido), pero si quieren salir a la calle saben que no pueden alejarse», comenta Nurit, quien vive a las afueras de Sderot, cerca de un monte con vistas privilegiadas a la Franja. «Estamos ya tan acostumbrados, que hasta nuestros perros saben cuándo va a caer un cohete. Lo oyen incluso antes de que suene la alerta roja para que corramos a los refugios, imagínate qué oído tienen», nos asegura mientras acaricia a Oz, su pastor alemán.

Ciudades que antes se consideraban a salvo de los cohetes de Hamás, como Tel Aviv o Jerusalén, también fueron atacadas. Cinco cohetes fueron lanzados sobre Tel Aviv y dos cayeron a las afueras de Jerusalén, en tanto que un tercero fue interceptado por la batería antimisiles Cúpula de Hierro. También cundió el pánico cuando las alarmas sonaron en la ciudad de Haifa, en el norte, algo que no sucedía desde la segunda guerra con el Líbano en 2006. Aunque el sistema Cúpula de Hierro interceptó el misil antes de que cayera a tierra. Varios cohetes también fueron lanzados a la zona central de Israel, a ciudades como Rehovot y Nes Ziona, así como a Dimona, en el sur, donde se cree que hay una central nuclear, nunca admitida abiertamente por el gobierno israelí.

Las autoridades israelíes prevén una operación extensa y profunda en Gaza, sobre todo ante la falta de un mediador con fuerza suficiente para influir sobre Hamás. Durante la operación de 2012, Pilar Defensivo, el gobierno egipcio liderado por Mohamed Mursi de los Hermanos Musulmanes, consiguió negociar unatregua tras más una semana de hostilidades. Esta vez, los Hermanos Musulmanes, muy cercanos a Hamás, están en la cárcel y no es posible mediación alguna por su parte.


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