DEL CIELO A LA TIERRA
... PERO SOMOS SOLO SIERVOS DE LOS SIERVOS DE DIOS
HE ESCRITO EL 22 DE AGOSTO DE 2017:
UNA JOVEN MUJER ME HA DEDICADO LAS PALABRAS QUE SIGUEN A CONTINUACIÓN DE ESTA REFLEXIÓN MÍA. LE AGRADEZCO CON TODO MI CORAZÓN Y CON TODA MI ALMA. YO TAMBIÉN HE PENSADO, SENTIDO Y VIVIDO LOS MISMOS SENTIMIENTOS Y EMOCIONES POR MI PADRE ESPIRITUAL EUGENIO SIRAGUSA.
HASTA EL DÍA DE HOY, A PESAR DE TODO, VIVO Y SIENTO DICHOS SENTIMIENTOS Y EMOCIONES.
Y, DE TODOS MODOS, SOLO SOMOS INSTRUMENTOS Y SIERVOS DE LOS SIERVOS DE DIOS.
EN FE
Giorgio Bongiovanni
22 de Agosto de 2017
Tener como amigo a un Gigante del Cielo
Por Francesca Panfili
Hay espíritus que desbordan de amor y de verdad y que caminan por el mundo dejando surcos de una profundidad arrolladora, son joyas raras con emociones desconocidas para la masa. Espíritus que dan todo de si mismos por amor a los hermanos que tienen frente a ellos. espíritus que te remontan a lejanos recuerdos guardados en el alma y esculpidos en la memoria. Una memoria lejana que te lleva hasta la indeterminación de los espacios cósmicos, hasta los tiempos en los que éramos simplemente una idea de la Mente Omnicreante de Aquel que desde los cúmulos de galaxias poco a poco nos iba dando conocimiento de nuestra individualidad hasta permitirnos estar aquí en este momento y poder decir YO SOY.
Yo soy en el viento, yo soy una mujer, yo soy un espíritu que se reconoce en el espíritu de mi hermano que está enfrente y que al mismo tiempo se funde en el todo y en cada manifestación de lo absoluto que impregna todo lo que nos rodea.
Cuando me encuentro con estos Espíritus ilimitados tomo conciencia de que el Padre me ha bendecido regalándome momentos de Gracia que parecen dilatar el tiempo y encerrarme en una burbuja encantada formada por encuentros, miradas, perfumes, lágrimas, emociones, recuerdos, abrazos, susurros, y caricias que se que para mi serán momentos de incontenible sublimididad para conservar en el corazón.
Encontrarse con los eternos Mutantes que han instruido, amado y que a lo largo del tiempo han enseñado las Sagradas Leyes del Espíritu a nuestras almas me llena de alegría y gratitud. Me hace saborear la ebriedad cósmica y vibrar al unísono con la parte mejor de mi misma. Es como si nuestra naturaleza humana diera lugar a nuestra verdadera identidad para sentir el gusto de la libertad y la ligereza que inunda mundos lejanísimos pero que sin embargo son amigos. Mundos en los cuales todo está en sintonía con las leyes de la Creación, en los que todo es una emanación consciente de causas justas y conformes a las enseñanzas de Cristo.
Me doy cuenta de que todo lo que vivo es un regalo muy grande. Un regalo que me ha hecho la Santísima Madre Miriam que con Su amor marca los pasos de su pequeño rebaño esparcido en la tierra y que guía a los mensajeros de su Hijo el Cristo. A través del conocimiento de estos antiguos ancianos, hoy como ayer, nuestros espíritus niños y llenos de deseo de amor y conocimiento pueden acceder al amor de Cristo.
Cada vez que estos seres entregan inesperadamente y en una forma tan absoluta su vida a sus hermanos, a sus semejantes, asistimos a un milagro úinico para este Planeta. Tiene lugar una especie de silenciosa conversación de Dios que le habla al hombre y que lo recibe a pesar de todas sus debilidades y sufrimientos, hasta elevarlo a un estado de conciencia superior, permitiéndole que permanezca por algunos instantes en su verdadera naturaleza, el espíritu y en su verdadera dimensión, la eternidad.
Conocer a Giorgio y vivir con él momentos de intensa comunión y amor es como tocar al Infalible con mis manos. Una vez más el amor de Cristo aleja nuestros corazones de los desequilibrios de los cuales nos rodeamos, de los pensamientos y de las enfermedades de nuestra alma atrapada en las exigencias del cuerpo y en los flujos y reflujos del karma que el Señor nos enseña a vencer y a trasmutar con el poder de la Cruz.
Uno queda como suspendido frente a tanto amor. Como indefenso y atónito. Una parte de nosotros se pregunta cómo puede hacer para contener todo, otra parte en cambio, con gran melancolía, se separa de ese sentimiento de unión fraternal para volver a luchar en contra de nuestra humanidad, de nuestras debilidades y de las injusticias del mundo.
“Vuestra salvación es mi consuelo”
“La recompensa que le pido a la Santísima Madre por haber amado y por haber servido a Su Hijo dándole mi vida, es vuestra protección”.
Una oración que se eleva hacia el cielo. Todos nos quedamos como flotando mientras contemplamos el amor que se manifiesta. Un amor puro, desinteresado, anómalo para esta dimensión, por momentos hasta humanamente incontenible, que parece incluso arrancarte el corazón.
Un hombre cansado que al mismo tiempo es padre, hijo, hermano, amigo, confesor, compañero de viaje y guía. Un hombre que te ilumina las inaccesibles calles oscuras del mundo. Un maestro de vida, un visionario, un ejemplo, un profeta antiguo, un revolucionario, un provocador, un niño. Se arrodilla velozmente en una geometría de piedras contenidas por el amor que rocía ese lugar, y le suplica a Dios que salve a sus hermanos, de una forma tan profunda y desgarradora que nos falta el aire. Asisto a la oración y a la súplica silenciosa de un hombre que nos está dando todo de sí mismo.
Hasta la naturaleza se detiene para asistir a este grito de amor y a este pedido que retumba en el cielo. Los pájaros dejan de cantar en ese momento. La misma tierra parece contener la respiración. Nuestros corazones se sobresaltan al ver esta escena que narra un irrepetible Ejemplo de servicio... incontenible... para luego volver a latir regularmente en el instante en el que este Amigo del Hombre se levanta. Pude cruzar mi mirada con la suya en ese momento.
Su rostro en ese instante era el del antiguo anciano que ha hechizado nuestros corazones y sus ojos son los de un ser que no pertenece a esta Tierra y que te hace latir por un amor divino que sin él jamás lo habríamos podido conocer. Su expresión es la de quien se ha caído y vuelto a levantar varias veces a lo largo del tiempo llevando el peso de nuestras cruces.
Uno de sus hermanos lo sostiene con devoción, sujetándole la espalda y su cuerpo cansado, aturdido por toda la energía puesta en la súplica que acaba de hacerle a la Santa Madre, extenuado por los innumerables viajes y reuniones que lo llevan a estar en varios lugares al mismo tiempo, como un espíritu errante que todos los días recorre con gallardía los diferentes caminos y que se cruza con miradas distintas para dar el mensaje de Aquel que está por regresar.
Me pregunto a mi misma si podré llegar a contener todo este amor, si podré saldar mi deuda con él por su sacrificio, por darnos testimonio de la verdad y de los sentimientos a los que raramente logramos acceder... me pregunto si podré recordar eternamente estos momentos en mi corazón. Me prometo no olvidar estas gracias vividas, pase lo que pase.
Giorgio, un espíritu inmenso, que parece ser imposible de aferrar, sin embargo está constantemente presente en nuestras existencias. Un espíritu que por sus hemanos, por Cristo y por la Verdad siempre ha dado todo. Siempre nos sorprende con su amor. Para algunos es un loco, para otros como nosotros es el Regalo más hermoso que podíamos recibir en esta vida... Giorgio, un confesor silencioso, que sabe todo de nosotros y que lee en los más recónditos espacios de nuestro corazón. Giorgio, que trabaja por nosotros y que nos ayuda con discreción y que nos apoya incluso cuando no nos damos cuenta. Giorgio, que siente desde lejos cuando la melancolía de los mundos lejanos se hace sentir y nos envuelve con un mensaje, con una mirada, con una caricia, con un sueño y nos viene a buscar regalándonos una sonrisa que encierra todo su infinito.
Giorgio, un hombre que lleva los Signos de Cristo en su cuerpo, sin quejarse, jamás y que con su sangre lava y alquimiza nuestras oscuridades y sufrimientos. Giorgio... Cada vez que estamos junto a él todo se transforma. Él te desorienta continuamente porque su amor no es de este mundo.
Siempre salimos cambiados y renovados de estas iniciaciones que nos llevan a superar un nuevo escalón evolutivo, y cada vez nos revela un nuevo secreto de la sublime doctrina que el eterno Mutante nos da, en sintonía con nuestros amados Maestros que desde el Sol infunden su ciencia desde lo no manifestado a lo manifestado.
“Defended la Vida dando la Vida” nos dice mientras nos exhorta a armonizarnos según la enseñanza cósmica.
Anuncia un nuevo cambio en nuestro camino por el mundo y nos invita a aceptar la evolución que el Padre Adonay ya había anunciado.
¡Al comprender nuestra verdadera identidad espiritual y al sintonizarnos con nuestro YO Superior, reflejaremos en nuestros ojos la Creación y podremos anhelar a convertirnos en los ojos y en la boca del Padre Adonay!
“Lógica, Discernimiento y Fe”.
Estos son los tres elementos que tenemos que poner en práctica para mantenernos en la misma frecuencia con las Deidades Solares que obedecen al Espíritu Santo.
Es de la única forma que tendrá lugar el proceso alquímico de transformación de nuestro ser
Madre Santísima ayúdanos a servir siempre a Tu Hijo, a lograr que nuestros espíritus permanezcan eternamente en sintonía con Su enseñanza y con el Signo que el Padre nos ha enviado a la Tierra. Ayúdanos a poner en práctica el Conocimiento que por amor, solo por amor, tus hijos del Cielo nos entregan.
Padre Adonay, plasma nuestros corazones y nuestras mentes transformándonos en seres mejores y en plena armonía con la voluntad del Espíritu Santo para formar parte de Tu tribu en el mundo.
Que la lógica, Discernimiento y Fe sean los trípodes que guían nuestras vidas.
Que podamos poner en práctica la Gnosis, la Justicia y el Amor aplicando la Ley.
Santa Madre, renuévanos con Tu amor para que nos convirtamos en un susurro de Tu respiración en el mundo, una rosa que florece en la cruz de Aquel a quien le debemos todo. Aquel que Es todo. Aquel que hace dos mil años nos salvó y que todos los días nos sigue salvando.
En mi mente se repite un mantra: Señor Jesús Cristo, Señor Jesús Cristo, Señor Jesús Cristo. Me entrego completamente a Ti. Quema mis lastres, disipa todas mis ilusiones humanas, derrite las dudas como la nieve al Sol, los engaños y todo atisbo de egoísmo.
De Ti provengo y a Ti deseo regresar, Padre.
Haz que pueda evolucionar en Ti y servirte como Tu nos has servido desde que no éramos más que una idea de Tu Mente.
La Rosa florece en la Cruz.
Por Cristo siempre.
Ave María Purísima.
En el tiempo, Francesca
Gubbio 17 de Agosto de 2017
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