EVANGELIO DE MATEO

EVANGELIO DE MATEO
TODOS VERÁN AL HIJO DEL HOMBRE VENIR SOBRE LAS NUBES DEL CIELO CON GRAN POTENCIA Y GLORIA (MATEO 24:30)

miércoles, 9 de abril de 2014

CIENTOS DE BÚFALOS HUYENDO EN EL PARQUE DE YELLOWSTONE.




Ver moverse a una manada de búfalos americanos (Bison bison), también conocidos como bisontes, es un espectáculo que puede provocar cierto miedo. Sobre todo si se dan dos circunstancias más: que no sea una migración común, y que en la zona haya habido un terremoto recientemente.Con estos ingredientes, la alarma es más que probable.

Especialmente si tenemos en cuenta que todo esto está pasando en el Parque Nacional de Yellowstone, famoso entre otras cosas por su enorme volcán. La caldera de Yellowstone es el volcán – algunos lo denominan incluso “supervolcán” - más grande de toda Norteamérica, y todavía está activo. A pesar de llevar más de 640.000 años sin entrar en erupción.

El pasado 30 de marzo hubo un evento sísmico en la zona, un terremoto de 4,8 grados en la escala Richter que sacudió este Parque Nacional, el primero en todo el mundo y uno de los más conocidos. Y a partir de ese momento, los bisontes comenzaron a moverse. Parece que huyen de algo. 

Pero, ¿de qué podrían huir? Algunas personas – entre ellos, periodistas y bloggers – comentan que el volcán ha entrado en erupción. Los animales, como suele ocurrir, lo han detectado y ante el inminente peligro, han decidido abandonar su hábitat y hogar para buscar refugio en lugares alejados. Todo cuadra: un terremoto pequeño en una zona conflictiva, y una migración sin explicación.

Porque, además, si la Caldera de Yellowstone entrase en erupción, el evento tendría consecuencias a nivel global. Debido a su enorme tamaño, la cantidad de cenizas que expulsaría acabaría con los cultivos de varios estados a la redonda, y provocaría serios problemas respiratorios a lo largo de todo el centro del país, conocido como “el Medio Oeste Americano”.

Las nubes de restos de la explosión volcánica podrían llegar incluso a estados tan alejados como Texas o California, cubriendo los cielos de todo Estados Unidos de una densa capa de hollín. La catástrofe sería descomunal.

Si se fuese a dar, claro está. Porque, en este tipo de casos, hay que prestar mucha atención a los expertos. El Servicio de Parques Nacionales de Estados Unidos cuenta con un personal muy bien formado, entre los mejores del mundo. Y tanto los geólogos como los biólogos y guardas forestales descartan esta idea.

Los vulcanólogos – geólogos especializados en volcanes – han explicado que nada hace pensar en una posible erupción. No hay ningún dato de momento que haga pensar en lo peor. Además, resulta poco probable que los animales hayan podido detectar un proceso que, cuando se da, resulta imposible de predecir.

Claro que la mejor explicación es la de los guardas forestales. En repetidas ocasiones han dicho lo mismo: ni es tan raro, ni tan difícil de explicar. No es la primera vez que se dan migraciones de estos animales. La única diferencia es, quizá, el número de individuos y sobre todo la atención que se le está prestando.

Y el motivo es sencillo. Ha llegado la primavera, y los animales se han “puesto juguetones”. Las manadas de búfalos son sociedades matriarcales, comandadas por una única hembra que toma las decisiones. Como esta “jefa de la manada” ha decidido echar a andar, el resto la siguen a donde quiera que vaya.

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