Una supernova, el cometa Halley, una extraña conjunción entre Júpiter y Saturno o simple coincidencia, son varias las posibilidades que la ciencia ha investigado con tal de resolver el conocido relato bíblico.
Cada navidad, los árboles de pascua de todo el mundo son adornados con luces y objetos, pero sólo uno sobresale en su cúspide y recuerda a uno de los símbolos más conocidos de estas fechas: la Estrella de Belén.
Hace siglos, en las iglesias los fieles cantan al fenómeno descrito por Mateo en el Nuevo Testamento que guió a los reyes magos hacia la ciudad de Belén, donde finalmente nació Jesús.
Pero, ¿cuál fue el cuerpo celeste que los reyes magos siguieron hace 2 mil años? Según la ciencia, el conjunto de una rara combinación de eventos astrológicos pudo determinar una de las historias más conocidas del Cristianismo.
Las incógnitas
En la historia aparecen algunas interrogantes: los magos son motivados a viajar por una "estrella en el este". Viajaron a Jerusalén y hablaron con el rey Herodes sobre la profecía de un nuevo gobernante para el pueblo de Israel. Herodes por su parte, no tenía conocimiento de alguna estrella en el cielo. ¿Es posible que los Magos supiesen de antemano que una estrella tan "obvia" aparecería?
Lo segundo es considerar que para llegar a Belén, los Magos tenían que viajar directamente al sur de Jerusalén siguiendo a una estrella en el oriente delante de ellos. según el relato, la estrella llegó y se detuvo sobre donde estaba el niño. ¿Cómo puede una estrella en el este "guiar" a alguien, y más aún, detenerse?
El origen de los Magos
Lo primero es saber que los Reyes Magos no siempre fueron llamados así. Recién en el siglo III se les conoció de esta forma, aunque en el siglo IV se habla de "tres magos" y en el siglo VIII se nombran a Melchor, Gaspar y Baltasar. Representaban a los tres continentes conocidos en aquella época (Asia, África y Europa) y provenían de Irán o sitios cercanos al mar Caspio, entre 1.300 a 1.500 km de Belén.
Se cree que los Magos eran hombres sabios, conocedores de la ciencia y la astronomía, así como sus fenómenos. Pero también eran astrólogos, por lo que podían interpretar la simbología que implicaban las estrellas, constelaciones o la conjunción de dos planetas.
Asimismo, sabían de la existencia de una profecía del Antiguo Testamento que hablaba de un nuevo rey proveniente de la familia de David. Pudieron estar visualizando el cielo durante meses o años esperando alguna señal, esperando el momento preciso para encontrar al líder.
Sin embargo, la historia sugiere que los Magos comenzaron su viaje buscando a un niño ya nacido y con unos 8 meses de edad. El viaje habría comenzado el 17 de abril del año 6 A.C. (cuando decodificaron el mensaje de los astros) hasta el 19 de diciembre del mismo año. Cuando llegaron a Belén, Jesús probablemente ya era un niño pequeño.
Júpiter y Saturno
De acuerdo a los registros, el año 7 A.C. ocurrió una conjunción planetaria muy poco habitual en la que Júpiter pasó por delante de Saturno hasta en tres oportunidades en un lapso de tiempo muy breve, todo esto en la constelación de Piscis.
Así, los magos atribuirían de forma simbólica la unión de estos factores como un presagio: un rey (Júpiter) justiciero (Saturno) nacido entre los judíos (Piscis). Demasiado simbolismo, muchas coincidencias.
Según Mateo 2.9, luego de de oír al rey Herodes, los Magos comenzaron su viaje. La estrella en el este iba delante de ellos, hasta detenerse en el lugar donde estaba el niño.
Si esto lo interpretamos de forma astronómica, Júpiter se desplazó lentamente hacia el este en el año 7 A.C. hasta detenerse y desviarse al oeste. Si bien el desplazamiento de planetas como Júpiter y Saturno es lento si se ve desde la Tierra, tal vez para los Magos bastó como una señal para tomar el camino a Belén.
Otra evidencia la encontramos en una tablilla de arcilla encontrada en 1925 a 100 Km de Babilonia que menciona la conjunción entre Júpiter y Saturno, algo que ocurriría al menos en tres oportunidades por varios meses.
Más rarezas
El 2 de noviembre del año 7 A.C. se produjo un acontecimiento único: justo bajo los planetas Júpiter y Saturno, la Luna hizo su aparición en fase creciente. Un año después, el año 6 A.C., los mismos protagonistas cambiaron a la Luna por Marte, justo en medio. El extraño fenómeno se repitió entre el 19 y 24 de diciembre de 1603 y fue visto por el astrónomo Kepler, quien a través de cálculos matemáticos determinó que se repetía cada 805 años.
El Cometa Halley
En 1305 el artista florentino Giotto di Bondone pintó "La Adoración de los Reyes Magos", un fresco que muestra a un pesebre, los reyes magos y un objeto circulando por encima de sus cabezas. Pero no se trata de una estrella. ¿Será el famoso Cometa Halley?
Según los expertos, el objeto celeste apareció en Italia en 1301, por lo que bien pudo inspirar al artista para su obra. Sin embargo, hasta ese momento no se conocía con ese nombre, ya que se consideraban un fenómeno normal, y sólo fue "descubierto" por Edmund Halley, quien determinó que los eventos de 1531, 1607 y 1682 fueron distintas apariciones del mismo cometa.
De esta forma, teniendo en cuenta el período de 75 años entre apariciones, también es posible hacer el cálculo en retrospectiva, alcanzando el año 12 antes de Cristo, dentro de un margen de seis años de la fecha real de nacimiento de Jesús.
Una supernova
Es uno de los fenómenos más bellos y visibles a simple vista. Una supernova, explosión que ocurre en las etapas finales de una estrella, puede generar una luz tan intensa que puede durar semanas, meses e incluso puede verse a plena luz del día. sin embargo, los cálculos astronómicos no han llegado a una conslusión satisfactoria que haga coincidir a una supernova con la fecha del nacimiento de Jesús.
La otra suposición tiene que ver con una Nova, fenómeno similar al anterior pero de una naturaleza menos brillante, aunque también dura varios días.
En este caso, sólo se cuenta con reportes del 31 de marzo del año 5 A.C. con una duración estimada de poco más de dos meses, y su ubicación habría tenido lugar hacia al sur, justo encima de Belén.
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