Ojalá lo que sigue, si es verdad, Dios no permita que se cumpla, porque supera toda maldad imaginable. Por favor, tengan la paciencia de leerlo hasta el final.
Written by José Alberto Villasana.
Se ha publicado en los Estados Unidos el libro “Petrus Romanus: The FINAL Pope Is Here”, escrito por Thomas Horn y Cris Putnam. Se trata de una extensa obra que cruza dos líneas: la investigación periodística sobre acontecimientos internos de El Vaticano, y las profecías que se refieren al Papa que habrá de guiar la Iglesia durante la Gran Tribulación, último Papa de la serie romana.
El título se refiere a una de las principales profecías respecto a los Papas, la de San Malaquías, obispo irlandés que tuvo una revelación sobre la sucesión de romanos pontífices desde Celestino II hasta el último Papa de los tiempos actuales. La profecía está compuesta de lemas descriptivos correspondientes a cada uno de esos 112 Papas.
Los lemas pueden referirse a un símbolo de su país de origen, a su nombre, a su escudo de familia, o a alguna característica de su pontificado o de su vida.
Los últimos Papas son:
108: “Flos florum” (Flor de las flores) Pablo VI. Su escudo contenía una flor de lis, “flor de las flores”.
109: “De medietate Lunae” (De la Media Luna) Juan Pablo I. Nació en la diócesis de Belluno, conocida como de bella luna.
110: “De labore solis” (Del eclipse del sol) Juan Pablo II. El día de su nacimiento y el día de su muerte hubieron eclipses de sol.
111: “Gloria Olivae” (La gloria del olivo) Benedicto XVI. Tomó su nombre de San Benito. Los monjes benedictinos, conocidos como olivetanos, tienen ramas de oliva en su heráldica.
Falta solo uno según la lista:
112: “Petrus Romanus” (Pedro Romano) Será el último Papa que gobierne la Iglesia desde Roma, inmediatamente antes de que acontezca el Retorno de Cristo.
El número 112 es del todo particular pues, a diferencia de los demás, es el único que lleva un párrafo descriptivo además del lema:
“En la persecución final contra la Santa Iglesia Romana reinará Pedro Romano, quien pastoreará a su grey en medio de muchas tribulaciones. Después de esto, la ciudad de las siete colinas será destruida y el Juez justo volverá para juzgar a su pueblo”.
Antes de abordar el contenido del libro “Petrus Romanus” es necesario hacer algunas precisiones. Cuando se habla de “el último Papa” no significa que nos encontramos ante el fin de la Iglesia o del mundo. La profecía se mueve dentro del esquema escatológico lacunziano que estipula, basado en las Escrituras, tres venidas de Cristo: 1) la de Belén, hace dos mil años; 2) la de su Parusía, retorno glorioso al final de los siete años de la Gran Tribulación: según San Juan y San Pablo, Cristo descenderá en el Valle de Armaguedón para derrotar al Anticristo y a sus ejércitos, y posteriormente llevar a cabo el Juicio a las Naciones; 3) la del fin del mundo, en el Cielo, para llevar a cabo el Juicio Universal.
Después de la Parusía y el Juicio a las Naciones la historia humana continuará en este mundo, si bien totalmente transformado, en un Reino de Dios en el que habrá paz, justicia y santidad verdaderas. Cuando Cristo inaugure su reino en el mundo, fruto social de la Parusía, Roma habrá sido destruida (según San Juan y coincidiendo con el lema 112 de San Malaquías), y el Papado volverá a ser ejercido desde Jerusalén, como lo fue en los inicios. Allí comenzará la serie de Papas jerosolimitanos, de la que a San Malaquías ya no le fue revelado nada.
También hay que decir, antes de abordar el punto central del libro, que además de San Malaquías existen otras muchas profecías sobre el futuro próximo del Papado y de la Iglesia, y que coinciden con el pontificado de Pedro Romano. De todas ellas podemos resumir varios elementos:
Una elección confusa de la que surgen un Papa legítimo y un antipapa.
Un Papa obligado a salir de Roma en circunstancias calamitosas.
El antipapa usurpa la Silla de Pedro por la maniobra de una secta masónico-satánica que opera dentro de El Vaticano.
Un gran cisma para la Iglesia, resultado de esa situación de dos Papas antagónicos.
Algunas de esas profecías:
San Francisco de Asís: “Habrá un Papa electo no canónicamente que causará un gran cisma. Se predicarán diversas formas de pensar que causarán que muchos duden, aún aquellos en las distintas órdenes religiosas, hasta estar de acuerdo con aquellos herejes que causarán que mi Iglesia se divida. Entonces habrá tales disensiones y persecuciones a nivel universal que si esos días no se acortaran, aún los elegidos se perderían”.
Juan de Vitiguero, en el Siglo XIII: “Cuando el mundo se encuentre perturbado, el Papa cambiará de residencia”.
Juan de Rocapartida, un siglo después: “Al acercarse el Fin de los Tiempos, el Papa y sus cardenales habrán de huir de Roma en trágicas consecuencias hacia un lugar donde permanecerán sin ser reconocidos, y el Papa sufrirá una muerte cruel en el exilio”.
Nicolas de Fluh, en el siglo XV: “El Papa con sus cardenales tendrá que huir de Roma en situación calamitosa a un lugar donde serán desconocidos. El Papa morirá de manera atroz durante su destierro. Los sufrimientos de la Iglesia serán mayores que cualquier momento histórico previo”.
El venerable Bartolomé Holzhauser, fundador de las sociedades de clérigos seculares en el Siglo XVIII: “Dios permitirá un gran mal contra su Iglesia: vendrán súbita e inesperadamente irrumpiendo mientras obispos y sacerdotes estén durmiendo. Entrarán en Italia y devastarán Roma, quemarán iglesias y destruirán todo”.
Las palabras de la Virgen reveladas en La Salette a Melania: “Roma perderá la fe, y se convertirá en la sede del Anticristo”.
La revelación recibida por la Madre Elena Aiello, famosa estigmatizada que fuera consultada con frecuencia por el Papa Pio XII: “Italia será sacudida por una gran revolución (…) Rusia se impondrá sobre las naciones, de manera especial sobre Italia, y elevará la bandera roja sobre la cúpula de San Pedro”.
La beata Ana Catalina Emmerick, religiosa Agustina, en 1820: “Vi una fuerte oposición entre dos Papas, y vi cuan funestas serán las consecuencias de la falsa iglesia, vi que la Iglesia de Pedro será socavada por el plan de una secta. Cuando esté cerca el reino del Anticristo, aparecerá una religión falsa que estará contra la unidad de Dios y de su Iglesia. Esto causará el cisma más grande que se haya visto en el mundo”.
Elena Leonardi, asistida espiritual del Padre Pio: “El Vaticano será invadido por revolucionarios comunistas. Traicionarán al Papa. Italia sufrirá una gran revuelta y será purificada por una gran revolución. Rusia marchará sobre Roma y el Papa correrá un grave peligro”.
Enzo Alocci: “El Papa desaparecerá temporalmente y esto ocurrirá cuando haya una revolución en Italia”.
La Beata Ana María Taigi: “La religión será perseguida y los sacerdotes masacrados. El Santo Padre se verá obligado a salir de Roma”.
La mística María Steiner: “La santa Iglesia será perseguida, Roma estará sin pastor”.
Las revelaciones en Garabandal: “El Papa no podrá estar en Roma, se le perseguirá y tendrá que esconderse”.
Al P. Stefano Gobbi, místico y fundador del Movimiento Mariano Sacerdotal, la Santísima Virgen le reveló: “Las fuerzas masónicas han entrado a la Iglesia de manera disimulada y oculta, y han establecido su cuartel general en el mismo lugar donde vive y trabaja el Vicario de mi Hijo Jesús. Se está realizando cuanto está contenido en la Tercera parte de mi mensaje, que aún no ha sido revelado, pero que ya se ha vuelto patente por los mismos sucesos que estáis viviendo”.
Sor Agnes de Akita: “La obra del demonio se infiltrará hasta dentro de la Iglesia de tal manera que verán cardenales contra cardenales, obispos contra obispos”.
Sor Sofía María Gabriel: “Habrán dos Papas rivales y una gran crisis centrada en el papado vaticano, y la Iglesia quedará dividida en dos bandos”.
Cardenal Mario Luigi Ciappi: “La pérdida de la fe en la Iglesia, la apostasía, saldrá de la cúspide de la Iglesia”.
Papa San Pío X: “He tenido una visión terrible: no sé si seré yo o uno de mis sucesores, pero vi a un Papa huyendo de Roma entre los cadáveres de sus hermanos. Él se refugiará incógnito en alguna parte y después de breve tiempo morirá una muerte cruel”.
Padre Paul Kramer: “El antipapa y sus colaboradores apóstatas serán, como lo dijo la Hermana Lucía, los partidarios de Satanás, quienes trabajan para el mal y no tienen miedo de nada”.
Sor Lucía dos Santos, revelando el Tercer Secreto de Fátima: “Vimos a un obispo vestido de blanco, que temíamos fuera el Santo Padre, huir de una ciudad en ruinas, tembloroso y con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando por los cadáveres que encontraba por el camino”.
Cardenal Karol Wojtyla, ante el Congreso Eucarístico de Pennsylvania, en 1977: “Estamos ante la confrontación histórica más grande que la humanidad haya tenido. Estamos ante la contienda final entre la Iglesia y la anti-iglesia, el Evangelio y el anti-evangelio. Esta confrontación descansa dentro de los planes de la Divina Providencia y es un reto que la Iglesia entera tiene que aceptar”.
En diversas secciones, el libro “Petrus Romanus” menciona como la masonería iluminista (satánica) logró introducirse dentro de la Iglesia con el objeto de manipularla, destruyendo su fe, para poder convertirla en instrumento colaborador del gobierno mundial que en su momento ejercerá el Anticristo.
Esa tarea de infiltración lleva casi un siglo, y obedece a la estrategia del Caballo de Troya: introducirse para destruir desde dentro.
Si bien ya muchos miembros de la masonería eclesiástica han llegado hasta el nivel de obispos y cardenales, nunca han podido lograr su objetivo esencial.
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