Durante el pasado año hemos sigo testigos de cuán peligrosa es la perforación petrolera en el Ártico. Shell, una de las más grandes y poderosas corporaciones del mundo, ha liderado el acoso al Ártico.
Enviado por: ECOticias.com / Red / Agencias, 03/07/2013, 12:17 h |
El Ártico está de nuevo en peligro por el ataque de las empresas petroleras.
Durante el pasado año hemos sigo testigos de cuán peligrosa es la perforación petrolera en el Ártico. Shell, una de las más grandes y poderosas corporaciones del mundo, ha liderado el acoso al Ártico. Aunque una serie de incompetencias obligó a la empresa a detener su programa de perforación en Alaska.
Sin embargo, Shell no ha renunciado todavía -ni mucho menos- a abandonar este paraíso. Ni mucho menos. En su lugar, han firmado un acuerdo con Gazprom y el Presidente ruso, Vladimir Putin. Putin ha abierto la puerta de atrás a Shell para extraer crudo del ártico ruso. Unas aguas óptimas en un lugar donde abunda la corrupción y no hay regulación de ningún tipo para las petroleras.
El Ártico de Rusia es el nuevo campo de batalla donde perderemos o ganaremos la lucha para salvar el Ártico. Un posible vertido de petróleo, como el del golfo de México, sería una amenaza intolerable para las comunidades indígenas y animales del Ártico, como los osos polares.
Es irónico que la razón por la que Shell y Gazprom pueden perforar en estas aguas es debido a que se está derritiendo el hielo debido al cambio climático. Buscan el oro negro que ha provocado este deshielo.Greenpeace quiere romper este círculo vicioso y vamos a hacer todo lo posible. El primer paso es construir un movimiento lo suficientemente grande como para hacer frente algunas de las empresas más poderosas del planeta.
En tan sólo 12 meses, el movimiento para salvar el Ártico ha crecido hasta ser más de tres millones de personas y estamos empezando a ser escuchados entre los pasillos del poder. La única razón por la que Shell hizo una pausa en Alaska es porque sabían que no eran capaces de perforar allí con seguridad y, con más de tres millones de personas observándoles, no podían permitirse el lujo de volver a errar.
Podemos ganar esta batalla, pero necesitamos más gente para dibujar una gran línea roja en el hielo y decirle a Shell y a sus amigos “que no la traspasen”.
Pilar Marcos (@PilarMarcos), responsable de la campaña de Ártico de Greenpeace
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