El 2018 es un año clave porque será cuando Marte y la Tierra estén más cerca de lo normal.
Iniciativas privadas quieren llegar al Planeta Rojo en 2018. ¿Realidad o ficción?
Es el futuro. Intrépidos astronautas recién llegados a Marte deciden analizar unos extraños árboles, pero resultan ser las patas de una especie de araña-murciélago-rata gigante que intenta devorarlos.
La imagen, de la película de 1959 ‘El enojado planeta rojo’, es solo una entre tantas que durante décadas han capturado la imaginación y el temor que conlleva la conquista de otro mundo.
Tal vez, en unas décadas, cuando los únicos seres extraños por fuera de nuestra órbita sean humanos, serán aún más hilarantes esas criaturas marcianas que esclavizan a la humanidad en los relatos de ciencia ficción.
Este año, dos proyectos privados – un viaje de solo ida a Marte y un paseo de 501 días en pareja– muestran que, así sea para mudarse o no, parece no haber vuelta atrás para revivir la emoción de ver una huella humana en suelo extraterrestre.
La organización holandesa Mars One abrió esta semana, y hasta el 31 de agosto, la convocatoria mundial por Internet para la selección de 24 personas que quieran pasar el fin de sus días en el Planeta Rojo. Piensan enviar seis grupos de cuatro personas cada uno en lapsos de dos años. El primero llegaría en el 2023 y su costo sería de 6 mil millones de dólares.
En diálogo con EL TIEMPO, Bas Lansdorp, cofundador de la empresa, explica que “de la misma forma que todos nos morimos, estas personas morirán algún día en Marte, pero después de un viaje muy emocionante en un lugar mucho más interesante”.
Este empresario, que también es ingeniero, no ve con preocupación las cuestiones filosóficas de esa despedida sin retorno. “Las personas llevamos décadas dando adioses definitivos. Quienes emigraron de Europa hacia América hace siglos se fueron sin esperanzas de volver y les dijeron adiós para siempre a sus familias –cuenta Lansdorp- En Marte, los astronautas tendrán todo tipo de equipos modernos para comunicarse con sus seres queridos, pueden enviarles mensajes y solo tomarán entre 6 y 20 minutos en llegar a la Tierra”.
Los críticos dicen que el proyecto no quiere revelar cuánto dinero les hace falta para financiarse y que, además, obtendrá parte de los fondos con la venta de derechos de transmisión de un ‘reality’ que mostrará todo el proceso.
“Nos critican porque el hombre que inventó Gran Hermano está en nuestro grupo de inversionistas. Pero no es nuestra intención hacer ese tipo de 'show'. En Marte, los astronautas mostrarán solo lo que quieran mostrar”, responde Lansdorp a la preocupación de que el afán de ‘rating’ prevalezca por sobre la ciencia. Todo el mundo va a querer ver cómo es la preparación y los dilemas que se presentarán entre los elegidos a la hora de poblar el Planeta Rojo. Sin embargo, muchos dudan de que el interés de los televidentes se pueda mantener durante tantos años.
Los requisitos son, entre otros, tener más de 18 años (no hay un máximo de edad), no sufrir de problemas psicológicos, tener buen estado físico y medir entre 1,57 y 1,90 metros.
Ya hay miles de personas interesadas en hacer parte del proyecto, algunas incluso de América Latina. “Soy un escritor y tengo muy buen sentido del humor, así que nunca se aburrirán conmigo”. “Esta es mi fantasía hecha realidad”. “Quiero inspirar a la gente”. “Sacrificaría cualquier cosa para algo tan importante”. Son algunas de las frases de los aspirantes, cuyos videos ya se pueden ver por Internet. Sobran los que están dispuestos a ser héroes. Después de todo, la inscripción solo vale 38 dólares para los estadounidenses (y 12 para los habitantes de algunos países en desarrollo como Colombia).
Aunque es optimista, la colombiana Adriana Ocampo Uria, directora del programa de la Nasa Nuevas Fronteras, advierte que “las perspectivas son muy ambiciosas” y “hay que tener mucha cautela”. “La Nasa ha tenido un alto porcentaje de éxito y eso hace ver como si fuese algo fácil. Pero llevar a seres humanos fuera de la bóveda celeste de nuestro planeta es extraordinariamente difícil y peligroso”.
Uno de los más escépticos es Ian O’Neil, Ph.D. en física solar y productor de Discovery News , quien tildó a este proyecto como un “Big Brother interplanetario” que “está condenado al fracaso”. “Por más que quiero ver una colonia en Marte en esta vida, Mars One –usando su actual plan de negocios y plazos irreales– no será el caso”, escribió esta semana.
¿Con el marido?
El 2012 se convirtió en el año de las empresas espaciales privadas. Después de que el cofundador de PayPal, Elon Musk, creó el programa de cohetes comerciales Space X y firmó un contrato con la Nasa, muchos otros multimillonarios se han querido subir al tren.
“Estamos en las nuevas fronteras de la exploración espacial”, opina Ocampo. Pero aclara que no es nuevo el trabajo entre agencias espaciales gubernamentales y el sector privado. Aunque la Nasa, que es la que más fondos recibe en el mundo, vio recortado su presupuesto el año pasado, sigue teniendo la experticia como ventaja. Así que si los millonarios quieren hacer solos la tarea, el trabajo se complica. En su contra también juega la credibilidad y las críticas que abundan en Internet sobre su deseo de simplemente hacer dinero durante el proceso. Para contrarrestarlo, han conseguido ‘padrinos’ como ganadores de premios Nobel y visionarios de la era digital que le han dado el visto bueno a los proyecto.
Dennis Tito, famoso por ser el primer turista en la Estación Espacial Internacional, está usando su abultada billetera para un proyecto más viable y sencillo que Mars One.
El 5 de enero del 2018, quiere enviar a una pareja (preferiblemente casada) a un viaje ida y regreso de un año y cuatro meses hasta el Planeta Rojo, sin amartizar, algo que reduce notablemente los costos.
Para muchos expertos, de todas las iniciativas privadas, esta parece la más viable, sencilla y probable. “Esto es para buscar inspiración. El vuelo nos mostrará que sí podemos llegar hasta allá”, ha dicho Tito.
El plan de su fundación, llamada ‘Inspiration Mars’ , la nave pasará a unos 160 kilómetros de distancia de Marte. Lo malo, es que eso sucederá del lado del planeta que estará de noche, por eso tendrán que hacer historia con unos lentes de visión nocturna a la mano.
A pesar de que hoy existen la tecnología y la experiencia para tamaña empresa, lo inquietante es que el proyecto (que tiene la asesoría de la Nasa) aún carece de todos los fondos necesarios y no ha publicado cuál es su valor total.
Sus creadores prefieren un matrimonio, ya que el largo trayecto se realiza en un espacio muy reducido (un poco más grande que un puesto de parqueadero).
Además, optarían por una pareja madura y que ya haya tenido hijos, debido a que la radiación podría dejarlos infértiles.
El 2018 es un año clave porque será cuando Marte y la Tierra estén más cerca de lo normal. Una oportunidad así, según Tito, se repetirá en el 2031.
Están los medios para “llevar a un ser humano alrededor de Marte y retornar. Lo podemos hacer ahora”, asegura Ocampo. La científica también aclara que los rusos tienen el récord de pasar más tiempo consecutivo en el espacio (más de 1 año), así que un viaje de 501días no es imposible.
Algunos como Bobby Braun, ex jefe de tecnología de la Nasa, ven con escepticismo que la misión se pueda llevar a cabo en el 2018. Según le dijo a la revista Wired, con un poco más de combustible, pueden extender la fecha de lanzamiento a una menos ambiciosa, así eso implique que los astronautas tengan que pasar más de dos años en el espacio.
Tras el ‘momento Kennedy’
La última vez que un humano caminó sobre una superficie no terrestre fue en 1972, con el alunizaje del Apolo 17. Para los expertos, es clave inspirarse en ese momento especial que John F. Kennedy desató en los 60 cuando dijo: “Elegimos ir a la Luna en esta década. No porque sea fácil, sino porque es difícil”.
Y aunque vivir en Marte es técnicamente más fácil que hacerlo en la Luna–debido a que esta última no tiene atmósfera ni agua-, la meta también está millones de kilómetros más lejos. Para ser más exactos, entre 56 y 227 millones de kilómetros de nuestro planeta.
En agosto del año pasado la Nasa envió el ‘Curiosity’ un robot del tamaño de un automóvil que toma muestras, videos y fotografías del planeta. Este ‘rover’ ha sido, hasta ahora, lo más grande y complejo que los científicos han podido poner con éxito sobre la superficie marciana.
Aunque todavía hay mucha prevención sobre la invasión humana a Marte, los analistas coinciden en que estas iniciativas privadas son importantes porque piensan en grande e impulsan la voluntad política que Kennedy propició para lograr algo que parecía imposible.
“Emblemáticamente es importante que exploremos el espacio. Es un factor de unidad global que nos ayuda a madurar como civilización”, opina Ocampo. “Por eso mi esperanza es que Colombia decida que la exploración espacial es parte de su destino”.
Lansdorp, por su parte, insiste en que no es loco su proyecto de colonizar el vecino planeta: “Será algo que la humanidad logrará en conjunto. Por eso es muy importante involucrar a gente de todos los países”.
El tiempo y la carrera por conseguir el dinero y las alianzas necesarias, luego de la crisis económica, determinarán si Marte quedará tal cual como lo que es hoy: un sueño.