EVANGELIO DE MATEO

EVANGELIO DE MATEO
TODOS VERÁN AL HIJO DEL HOMBRE VENIR SOBRE LAS NUBES DEL CIELO CON GRAN POTENCIA Y GLORIA (MATEO 24:30)

viernes, 31 de enero de 2014

LOS CUATRO ELEMENTOS SERÁN PROTAGONISTAS DE FIN DE LOS TIEMPOS.





Alexánder Panichev y Alexánder Gulkov, profesores de la Universidad Federal del Lejano Oriente, presagian un apocalipsis cósmico que amenazaría a nuestro planeta, con la participación de todos los elementos: el agua, el aire, la tierra y el fuego.

Esta nueva versión del fin del mundo no deja a la Tierra posibilidades algunas de salvación. Los investigadores expusieron su hipótesis y visión propia de las bases del universo en el libro titulado, El Absoluto y el Hombre.

Los científicos del Lejano Oriente estudiaron testimonios geológicos de tres catástrofes: el “diluvio mundial”, el período glacial y la extinción de los dinosaurios. Ellos llegaron a la conclusión que, todos estos cataclismos ocurrieron según un mismo libreto. Es más, su comienzo coincidió con un hecho global, de corta duración, que “descentró” la biósfera y condujo a la extinción masiva de las especies. 

En la búsqueda de la respuesta a la interrogante sobre cuál fue ese hecho global, los profesores Panichev y Gulkov recordaron un efecto poco conocido. Este fue descubierto, en 1985, por el cosmonauta soviético Vladímir Dzhanibekov, quien durante el vuelo estableció que, los cuerpos en condiciones de ingravidez, realizan virajes inesperados de 180 grados, con respecto al eje de rotación.

Los investigadores piensan que, “el efecto Dzhanibekov” puede explicar las causas de las catástrofes en la Tierra. Es posible que, el planeta haya realizado también esas mismas “volteretas en el estado de ingravidez”, con lo que podría haber cambiado la dirección de la rotación. Si ahora gira a la izquierda en torno al eje, es posible que, después de ese “salto” comenzara a girar a la derecha. La teoría de la “inversión axial” explica también, por qué una parte de los planetas del sistema solar giran en dirección contraria con respecto a la Tierra. Es posible que ellos realizaran también esas vueltas, pero no sincrónicamente con nuestro planeta.

Panichev y Gulkov destacan que, las consecuencias de la “inversión axial” de la Tierra recuerdan el fin del mundo. Los bosques y los suelos se elevarán en el aire, volarán a distancias considerables para desplomarse como montones en bajíos. Y al cabo de millones de años, esos colosales barrancos se convertirán en yacimientos de carbón de piedra. Después del “salto” de la Tierra, una ola de mar gigantesca, comparada con el maremoto recorrerá el globo terráqueo provocando el “diluvio universal”. A juicio de estos científicos, se salvarán tan solo las regiones de alta montaña.

Después de la “voltereta”, la Tierra se estremecerá y de sus entrañas saldrán llamas y lava. Las cenizas que alcanzarán la estratósfera impedirán que la luz solar llegue al planeta, en el que, por milenios se establecerá un nuevo “período glacial”. La mayoría de los organismos vivos estarán condenados a la desaparición.

Panichev y Gulkov consideran que, en la Tierra hay un cúmulo de pruebas de los hechos que ocurrieron según este guion. Los científicos estiman que, un testimonio de tales catástrofes son los pasos bruscos de las rocas marinas a la parte continental. Consecuencia de las potentes erupciones de los volcanes pueden ser consideradas las gigantescas mesetas de basalto, que se formaron en las épocas que, en los plazos, son congruentes con la hipótesis de Panichev-Gulkov. Los enormes cementerios de dinosaurios, tendidos en millares de hileras, ¿qué mejor testimonio de los maremotos devastadores?

“No tenemos razones para descartar que esta cadena de hechos se repita”, afirman los científicos del Lejano Oriente. Pero, ¿cuándo? Según sus cálculos, los cataclismos planetarios ocurrieron con intervalos de veintitrés a treinta millones de años. El último de ellos ocurrió hace unos veinticinco millones de años. Así las cosas, los profesores Alexánder Panichev y Alexánder Gulkov estiman que, la “jugarreta” de la Tierra se puede ocurrir, literalmente, un día cualquiera.

sb/mo/sn

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