¿Cómo revelaron los rayos X la salud de los antiguos egipcios?. Los rayos X muestran que algunas vendas de momias egipcias fueron untadas con una sustancia que contenía betún
La palabra momia proviene del término árabe mumiya, que significa "betún", pues los egipcios de habla árabe creían que sus antepasados empapaban con betún los cadáveres para conservarlos. Aunque esto no es cierto, los rayos X muestran que algunas vendas de momias egipcias fueron untadas con una sustancia que contenía betún.
Los restos momificados de los faraones y nobles egipcios eran sepultados en tumbas llenas de ofrendas y, en ocasiones, en pirámides. Los egipcios creían que el cuerpo debía ser conservado para que el espíritu reingresara en él en la otra vida. Los estudios con rayos X de dichos restos han aumentado nuestros conocimientos acerca de los métodos de momificación y sobre la salud física y dental de ese pueblo antiguo.
Entre 1967 y 1978 científicos estadounidenses estudiaron con equipo portátil de rayos X las momias reales del Museo Egipcio de El Cairo. Como no les permitieron mover las momias, tuvieron que radiografiarlas a través de sus ataúdes de madera.
En 1975 se estudiaron con el mismo método 17 momias del Museo de Manchester, Inglaterra, que fueron trasladadas al Hospital Real de esa ciudad. Los científicos radiografiaron allí los cuerpos moviendo el equipo alrededor de ellos; a una de las momias incluso le quitaron las vendas.
Las radiografías obtenidas en el Museo Egipcio contradijeron conocimientos que se tenían acerca de la edad de los faraones y sobre sus relaciones de parentesco. Ciertos cambios en sus esqueletos revelaron que la mayoría de ellos murieron más jóvenes de lo que se había pensado. Y el análisis por computadora de las mediciones craneales mostró notorias diferencias entre faraones que supuestamente eran parientes; de hecho, no pertenecían a la misma familia. Los rayos X también revelaron que muchos de ellos padecían artritis.
Trastornos dentales
Aunque en general no padecían caries, los antiguos egipcios eran aquejados por diversos trastornos dentales y bucales. Las radiografías revelaron que los dientes de las momias estaban muy desgastados, lo cual debió de haber causado molestias e inflamación crónica de las encías; también había señales de abscesos. Muchas momias tenían además defectos mandibulares.
Los egipcios comían mucho pan, pero no sólo el grano entero era lo que les ocasionaba trastornos dentales sino también la arena del desierto que ingerían junto con él. Además de que ésta quedaba mezclada con la harina, los panaderos ponían un poco de ella en los molinos para facilitar su trabajo. La arena también les provocó otros problemas de salud: el tejido pulmonar de una momia de Manchester reveló graves daños por inhalación.
Entre 1967 y 1978 científicos estadounidenses estudiaron con equipo portátil de rayos X las momias reales del Museo Egipcio de El Cairo. Como no les permitieron mover las momias, tuvieron que radiografiarlas a través de sus ataúdes de madera.
En 1975 se estudiaron con el mismo método 17 momias del Museo de Manchester, Inglaterra, que fueron trasladadas al Hospital Real de esa ciudad. Los científicos radiografiaron allí los cuerpos moviendo el equipo alrededor de ellos; a una de las momias incluso le quitaron las vendas.
Las radiografías obtenidas en el Museo Egipcio contradijeron conocimientos que se tenían acerca de la edad de los faraones y sobre sus relaciones de parentesco. Ciertos cambios en sus esqueletos revelaron que la mayoría de ellos murieron más jóvenes de lo que se había pensado. Y el análisis por computadora de las mediciones craneales mostró notorias diferencias entre faraones que supuestamente eran parientes; de hecho, no pertenecían a la misma familia. Los rayos X también revelaron que muchos de ellos padecían artritis.
Trastornos dentales
Aunque en general no padecían caries, los antiguos egipcios eran aquejados por diversos trastornos dentales y bucales. Las radiografías revelaron que los dientes de las momias estaban muy desgastados, lo cual debió de haber causado molestias e inflamación crónica de las encías; también había señales de abscesos. Muchas momias tenían además defectos mandibulares.
Los egipcios comían mucho pan, pero no sólo el grano entero era lo que les ocasionaba trastornos dentales sino también la arena del desierto que ingerían junto con él. Además de que ésta quedaba mezclada con la harina, los panaderos ponían un poco de ella en los molinos para facilitar su trabajo. La arena también les provocó otros problemas de salud: el tejido pulmonar de una momia de Manchester reveló graves daños por inhalación.
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