Jueves, 27 de junio del 2013
06:17
El hallazgo, que perteneció al imperio Wari, contenía 63 esqueletos y 1,200 piezas de oro, plata y cerámicas. Está ubicado en el complejo arqueológico El Castillo de Huarmey, al norte de Lima.
Lima (Reuters).- Arqueólogos anunciaron hoy el hallazgo de una enorme tumba real con 63 esqueletos o cuerpos momificados, en su mayoría mujeres nobles, un tesoro de pistas sobre el enigmático imperio Wari que dominaba los Andes hace unos 1,300 años, mucho antes de sus conocidos sucesores incas.
El mausoleo, descubierto en un lugar llamado El Castillo de Huarmey, a 300 kilómetros al norte de Lima, también albergaba un ajuar de 1,200 piezas de oro, plata y cerámicas.
La mayoría de los cuerpos se encuentra en la cámara mortuoria en fardos en posición vertical, que indica realeza y sugiere que las mujeres Wari tuvieron mas importancia de lo que se pensaba, afirmó el arqueólogo polaco Milosz Giersz.
Los historiadores creen que los Wari, que gobernaron entre los años 600 y 1100 después de Cristo, fueron los primeros en unir diversas tribus en una sofisticada red en la mayor parte de los Andes y la costa central.
El bioarqueólogo Wieslaw Wieckowski dijo que seis esqueletos encontrados encima de la cámara funeraria real parecen haber sido de personas sacrificadas como rito para sellar la tumba.
“El hecho de que la mayoría de esqueletos sean mujeres, y por la riqueza del ajuar funerario, nos lleva a la interpretación de que esta fue una tumba de la élite real y eso nos cambia la perspectiva que teníamos sobre el papel de las mujeres en la cultura Wari”, refirió Wieckowski.
Los arqueólogos dijeron que el descubrimiento representa la primera excavación de una tumba real Wari y ayudará a reconstruir la vida en los Andes antes de que el imperio inca fuera conquistado por los españoles hace unos 500 años.
“Por primera vez en la historia de la arqueología en el Perú hemos encontrado una tumba imperial que pertenece al imperio Wari y la cultura”, dijo Giersz.
Los arqueólogos señalaron a National Geographic que mantuvieron su trabajo en silencio por miedo a los ladrones, que saquean las tumbas y se llevan antiguos y valiosos objetos.
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