Jesús dijo a sus discípulos: “Habrá
señales en el sol, la luna y las estrellas; y en la tierra, los pueblos serán
presa de la angustia en la desesperación ante el rugido y la violencia de las
olas. Los hombres desfallecerán de miedo ante la expectativa de lo que
sobrevendrá al mundo, porque los astros se conmoverán.
Entonces se verá al Hijo
del hombre venir sobre una nube, lleno de poder y de gloria. Cuando comience a
suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza porque está por llegarles la
liberación. (…)
Tengan cuidado por no dejarse aturdir por los excesos, la
embriaguez, y las preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de
improviso sobre ustedes como una trampa, porque sobrevendrá a todos los hombres
en toda la tierra. Estén alertas y oren en todo momento, para quedar a salvo de
todo lo que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del
hombre.
(Lc 21 25-28. 34-36)
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