El pasado 3 de mayo, un pequeño asteroide del tamaño de un autobús pasó cerca de la Tierra. La roca, llamada 2014 HL129 pasó a unos 300.000 kilómetros de nuestro planeta, una distancia menor de la que separa a la Tierra de la Luna (380.000 kilómetros) y no supuso ningún riesgo para nuestra seguridad, pero el caso es que el asteroide era completamente desconocido, lo cual soprendió a los expertos de la NASA.
El domingo pasado 3 de mayo, exactamante a las 09:13 a.m. hora española, el asteroide de 7,6 metros de largo hizo su máxima aproximación a la Tierra, según ha informado el Jet Propulsion Laboratory de la NASA. El "roce" del pasado domingo (vamos a llamarlo así metafóricamente) tuvo lugar apenas 5 días después de que el Proyecto de Vigilancia de Asteroides de la NASA descubriera a la roca.
En efecto, el pasado 28 de abril, un equipo de astrónomos del MLS que operan desde Tierra el Observatorio Steward que la Universidad de Arizona posee en el Monte Lemmon a una elevación de 2800 metros, descubrió al asteroide 2014 HL129 en su inspección rutinaria de los cielos.
Si hemos sabido del hallazgo ha sido gracias a una alerta lanzada por el Centro de Planetas Menores, un brazo de la Unión Astronómica Internacional dedicado a hacer públicos los hallazgos de nuevos asteroides.
Si un asteroide de ese tamaño cayese sobre la Tierra podría destruir una ciudad de tamaño pequeño. De hecho según puedo leer en ciertos medios (como el ScienceRecorder), el impacto de una roca de ese tamaño liberaría una energía equivalente aproximadamente a la mitad de la bomba atómica que cayó sobre Hiroshima en 1945.
La NASA y otras organizaciones científicas monitorizan constantemente el cielo en busca de asteroides que pudieran suponer un riesgo para nuestro planeta. No obstante, esta no es la primera ocasión en que nos roza un asteroide descubierto con muy poca anticipación.
El pasado mes de marzo, por ejemplo, una roca mucho más grande llamado 2014 DX110 paso a 348.000 kilómetros de la Tierra, igualmente apenas cinco días después de haber sido descubierta.
Además cabe recordar que si las rocas son más pequeñas (como pasó en el famoso meteorito de Cheluabinsk) los expertos son incapaces de detectar su presencia hasta que no irrumpen en nuestra atmósfera.
En mi opinión, y sin intención de caer en el pánico (recordemos que 2014 HL129 no supuso ningún peligro) parece claro que las naciones de la Tierra deberían colaborar en la creación de un sistema fiable de detección - y a ser posible de eliminación - de asteroides que supongan un riesgo para nuestra seguridad. Los dinosaurios no tenían nada así y ya sabemos como acabó la historia.
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