Remanente de la supernova 1987A.
Cuando una estrella gigante agota su combustible nuclear y no es capaz de seguir produciendo reacciones de fusión, puede colapsar y provocar un estallido espectacular que riega de elementos pesados el espacio colindante. Muchas estrellas, como nuestro sol, tienen entre su composición elementos "robados" de alguna estrella más vieja que terminó explotando.
Hace más de 25 años, en el extrarradio de la Nebulosa Tarántula, en la Gran Nube de Magallanes, una estrella que había estallado hace 168.000 años, se mostró ante los astrónomos con una inusitada violencia lumínica.
Se trataba de una supernova (de hecho la más próxima a la Tierra observada en cerca de cuatro siglos) y se la bautizó, como es costumbre, indicando el año en que fue divisada: SN 1987 A. Las dos letras iniciales "SN" son la abreviatura de supernova, y la "A" final indica que fue la primera supernova vista en el año 1987.
Desde entonces, los restos de esta estrella se convirtieron en uno de los objetos de estudio favoritos de los astrónomos de medio mundo. Prueba de ello es que ahora, un equipo de astrónomos liderados por el Centro Internacional de Investigación Radio Astronómica (ICRAR) en el occidente de Australia, ha revelado nuevas imágenes de la muerte de aquella estrella.
En un trabajo de investigación publicado en el Astrophysical Journal, el equipo de astrónomos de Australia y Hong Kong, empleó con éxito el radiotelescopio CSIRO en Nueva Gales del Sur, para lograr las imágenes a mayor resolución jamás conseguidas de la supernova, que aún se encuentra en expansión.
La autora principal del trabajo del ICRAR, la doctora Giovanna Zanardo, afirmó que el empleo de radiotelescopios ha permitido captar detalles con un nivel sin precedentes. La propia doctora Zanardo ha afirmado:
"Al contrario de lo que sucede con los telescopios ópticos, un radiotelescopio puede operar también de día, y además puede penetrar en el interior de las nubes de gas y polvo, lo que nos permite a los astrónomos ver el interior de objetos en evolución tales como remanentes de supernovas, radio galaxias y agujeros negros".
En opinión del profesor Lister Staveley-Smith, ayudante de dirección del ICRAR, el nivel de detalle obtenido por las imágenes podría aportar más pistas que aclaren cómo y por qué mueren las estrellas. O como él mismo sostuvo: "cuánta más resolución se obtenga en las imágenes, más se puede aprender de la estructura del objeto".
De hecho, tras el estudio de las imágenes, el equipo del ICRAR sospecha ahora que la explosión de la supernova no hizo que la estrella colapsase hasta convertirse en un agujero negro.
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