EVANGELIO DE MATEO

EVANGELIO DE MATEO
TODOS VERÁN AL HIJO DEL HOMBRE VENIR SOBRE LAS NUBES DEL CIELO CON GRAN POTENCIA Y GLORIA (MATEO 24:30)

sábado, 2 de noviembre de 2013

EL DIARIO SECRETO DE CRISTÓBAL COLÓN.



Si bien es cierto, el diario de Cristóbal Colón, es harto conocido en el mundo académico, hay pasajes en el mismo que muchos investigadores, ufólogos y criptozoólogos, toman en cuenta para dar bases a algunas de sus teorías y elucubraciones. Entre las principales estarían los supuestos avistamientos que Colón habría tenido en su primer viaje a América de objetos voladores no identificados, sirenas y monstruos.

Lógicamente, cada una de estas interpretaciones tiene una respuesta o explicación razonable, sin embargo, queremos publicarlas en esta página para mostrar pues hay personas que creen firmemente en ellas.

Los ovnis que vio Cristóbal Colón

La primera referencia a supuestos hechos extraños en el cielo americano, ocurrió el sábado 15 de septiembre. Colón escribe en esa fecha lo siguiente:

“Navegó aquel día con su noche veintisiete leguas su camino al Güeste y algunas más. Y en esta noche al principio de ella vieron caer del cielo un maravilloso ramo de huego en la mar, lexos de ellos cuatro o cinco leguas.”

¿Qué pudo ser ese fuego que cayó como un ramo luminoso a la mar? Pues cualquier cosa, sin embargo, muchos afirman que esto puede ser el indicio de los llamados Osnis, es decir, objetos submarinos no identificados, o como ha existido en muchos casos, ovnis que se ocultan en el mar.


Pero hay más, el jueves 11 de octubre de 1492, momentos antes de que Colón viera tierra por primera vez, dice:

“Después del sol puesto, navegó a su primer camino al Güeste. Andarían doze millas cada ora, y hasta dos oras después de medianoche andarían noventa millas, que son veintidós leguas y media [...] Puesto que el almirante a las diez de la noche, estando en el castillo de popa, vido lumbre, aunque, como fue cosa tan cerrada, que no quiso afirmar que fuese tierra, pero llamó a Pedro Gutiérrez, repostero de estrados del rey, e díxole que parecía lumbre, que mirasse él, y así lo hizo y vídola. Díxole también a Rodrigo Sánchez de Segovia, que el rey y la reina embiavan en el armada por veedor, el cual no vido nada porque no estava en lugar do la pudiese ver.

Desque el almirante lo dixo, se vido una vez o dos, y era como una candelilla de cera que se alçava y levantava, lo cual a pocos pareciera ser indicio de tierra, pero el almirante tuvo por cierto estar junto a la tierra.”

En este relato, al parecer, muchos afirman que Cristóbal Colón presenció luces que aparecieron hasta dos veces yendo de arriba hacia abajo en el horizonte americano. Estas luces para muchos fueron ovnis que estarían presenciando (o acaso dirigiéndole) el descubrimiento de América.

Las Sirenas

Asimismo, Colón aseguró haber visto sirenas, este avistamiento fue realizado en miércoles 9 de enero de 1493 en las costas de La Florida. Colón dice:

“...En toda esta tierra hay muchas tortugas de las cuales tomaron los marinos en el Monte Cristi que venían a desovar en tierra, y eran muy grandes como una grande tablachina. El día pasado, cuando el Almirante iba al Río de Oro, dijo que vio tres sirenas que salieron bien alto de la mar, pero no eran tan hermosas como las pintan, que en alguna manera tenían forma de hombre en la cara. Dijo que otras veces vio algunas en Guinea, en la costa de Manegueta..."

Muchos indican que Colón como es natural pudo confundir la visión de estos míticos seres con la de los manatíes.

Los monstruos

Y es que en sus tiempos, el Fin del Mundo, que era prácticamente lo que Colón había descubierto, estaba poblado de seres mitológicos y monstruos de leyendas. Es más, el navegante instigó en muchas ocasiones a los indios para que les hablara sobre aquéllos sin embargo, éstos, no pudieron explicarle a ciencia cierta a qué se refería el descubridor.


El domingo 4 de noviembre, Colón escribe: “[El almirante] Entendió también que lexos de allí avía hombres de un ojo y otros con hocicos de perros que comían los hombres y que en tomando uno lo degollavan y le bevían la sangre y le cortavan su natura”.

Con respecto a estos seres cíclopes y caníbales, también dice el lunes 26 de noviembre:

“Toda la gente que hasta oy ha hallado dizque tiene grandíssimo temor de los caniva o canima, y dizen que biven en esta isla de Bohío […] Y a esta causa le parece que aquellos indios que traían no suelen poblarse a la costa de la mar, por ser vezinos a esta tierra, […] temiendo que los avían de comer, y no les podía quitar el temor, y dezían que no tenían sino un ojo y la cara de perro”.

Cabe destacar en este punto que el propio Cristóbal Colón indica que los comentarios de los lugareños son pocos fiables debido a los evidentes problemas de comunicación de estos primeros encuentros entre los lugareños y visitantes, no obstante, el solo hecho que el navegante haya colocado estos testimonios en su diario es una muestra clara de las ideas, temores y creencias que rodeaban su época.

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